Ana Mugarra. Sin dejar huella. En busca de la armon\u00eda entre el medio y las actividades de aventura. <\/i>Ediciones Desnivel, Madrid. 2000. 233 p\u00e1ginas. ISBN: 84-89969-54-X<\/p>\n

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Demasiadas veces vemos c\u00f3mo el excursionista no busca integrarse en el medio, sino que viaja con sus propias necesidades urbanas y las instala en la naturaleza. Tenemos un culto a las modas, y ahora no toca la “moda naturaleza”.<\/em><\/p>\n<\/blockquote>\n<\/blockquote>\n
Esta es precisamente una de las frases que resumen en pocas palabras la actitud de la mayor\u00eda de la gente que va a la monta\u00f1a y a todos los lugares que antes eran casi exclusivas. El hecho de que la naturaleza se vea ahora asediada por cientos o miles de personas es un hecho que a pocos parece preocuparles pese a que “Todos tenemos los mismos derechos y obligaciones respecto a la naturaleza.” (p. 9)<\/p>\n
Sin dejar huella<\/i> es un libro que abarca la problem\u00e1tica que cada uno de los deportes que se practican en la naturaleza est\u00e1 dejando en ella. Campamentos, caminatas, monta\u00f1ismo, espeleolog\u00eda, bicicleta de monta\u00f1a, escalada, deportes de invierno y muchas otras actividades m\u00e1s, incluyendo el uso de caballos o de veh\u00edculos motorizados, son tocados en particular.<\/p>\n
Despu\u00e9s de dar una breve introducci\u00f3n de cada uno de los deportes, la autora se aplica a se\u00f1alar los cambios que se pueden hacer y c\u00f3mo minimizarlos. Algo importante: al final de cada cap\u00edtulo ofrece un resumen que titula siempre “En pocas palabras…”, lo que ofrece la facilidad de recurrir a los puntos m\u00e1s importantes si se quiere recordar r\u00e1pidamente. Adem\u00e1s, presenta la opini\u00f3n de varios especialistas de los deportes.<\/p>\n
El libro puede parecer un tratado ecologista muy alarmante para el lector, pero la realidad es pr\u00e1cticamente m\u00e1s fuerte que lo mostrado. Y, por otro lado, no es ning\u00fan tratado sino s\u00f3lo una muestra de lo que se puede hacer para minimizar el impacto que provocamos con nuestra presencia.<\/p>\n
“Quiz\u00e1s aqu\u00ed alguno o alguna se pregunte si realmente una “cagadita de mierda” puede contaminar un curso de agua. Â¡Pues claro que no! Ni dos ni tres ni cuatro, pero el problema es que cada vez somos m\u00e1s gente en el campo y la monta\u00f1a, especialmente en verano y en los mismos lugares.” (p. 62)<\/p>\n
Este es precisamente el punto: no se trata de que dejar un papel o una lata cause da\u00f1os, pero si pensamos que somos muchos, tendr\u00edamos un gran paso dado. A todos nos gustar\u00eda llegar a un lugar y verlo como si nadie hubiera pasado antes por ah\u00ed. O, como dice la autora: “Lo ideal ser\u00eda no reconocer que en ese lugar se ha encendido un fuego.” (p. 35)<\/p>\n
Hay algunas cosas que pueden mejorar el libro. Por ejemplo, la falta de definiciones y me explico: muchas veces habla del “respeto a”, pero es muy seguro que la gente no entienda por qu\u00e9 debe respetar un lugar. Otras definiciones que ser\u00edan importantes incluir son las de “basura” o “contaminaci\u00f3n”.<\/p>\n
Quiz\u00e1 la falla m\u00e1s importante es que a trav\u00e9s de su lectura, uno no puede discernir claramente los principios b\u00e1sicos en que se apoya Leave No Trace y que son muy sencillos. As\u00ed, con el seguimiento de unas pocas normas, se llega a buenos resultados en lugar de aprenderse toda una serie de caracterizaciones particulares que, si bien son importantes, al p\u00fablico en general podr\u00eda confundir.<\/p>\n
\n Erratas<\/b><\/p>\n
P\u00e1gina 170, final del primer p\u00e1rrafo, dice: “Y en lo deportivo comparte con el mundo de la escalada gran n\u00famero de t\u00e9cnicas de progresi\u00f3n y descenso.” Las t\u00e9cnicas actuales de espeleolog\u00eda son muy diferentes entre s\u00ed.<\/p>\n
P\u00e1gina 177, primer p\u00e1rrafo, dice: “Seg\u00fan datos recopilados por Carlos Puch, en 1963 no se conoc\u00eda ninguna sima de m\u00e1s de 1,000 metros y actualmente [2000] se conocen 14.” Este dato es err\u00f3neo, pues en 1951 se llegaba a la sima de la Pierre Saint Mart\u00edn, en Francia, con una profundidad de m\u00e1s de 1,300 metros de profundidad.<\/p><\/div>\n
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\n Demasiadas veces vemos cómo el excursionista no busca integrarse en el medio, sino que viaja con sus propias necesidades urbanas y las instala en la naturaleza. Tenemos un culto a las modas, y ahora no toca la “moda naturaleza”.<\/i> Un libro que muestra las formas de minimizar el daño que producimos a nuestro paso por la naturaleza.<\/p>\n<\/td>\n
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