{"id":11888,"date":"2001-10-01T00:00:00","date_gmt":"2001-10-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11888"},"modified":"2003-07-04T00:00:00","modified_gmt":"2003-07-04T00:00:00","slug":"mi_entrevista_de_hoy","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2001\/mi_entrevista_de_hoy\/","title":{"rendered":"MI ENTREVISTA DE HOY"},"content":{"rendered":"
<\/p>\n

Todos conocen a Alfredo Izunza, el "Changuito". Más
de un alpinista ha recibido de este popular socio del Tequitépetl
algún favor o ayuda en la montaña, y es que él
es así: amable, desprendido y de una simpatía
arrolladora. Así que, ¿quién mejor para
la primera entrevista del año?<\/p>\n

Encuentro al Changuito en el local de su Club, me recibe con
un fuerte abrazo haciéndome pasar y prestándome
a sus compañeros.<\/p>\n

Me ofrece un cigarrillo y le suelto mi primera pregunta.<\/p>\n

—¿Mi vida deportiva? Bueno, pues en primer lugar quiero
que sepas que me siento satisfecho de la trayectoria que he
seguido. Desde cuando en la Escuela Primaria empecé a
boxear hasta la fecha en que el excursionismo es mi único
deporte. Hablándote con franqueza, nunca creí
llegar a ser un fanático del alpinismo, pero fue por culpa del box.<\/p>\n

—¿Por culpa del box?<\/p>\n

—Sí, verás cómo sucedió la cosa.
Era yo un chamaco de esos atravesados, con cualquiera de mi
escuela me liaba a golpes y de ahí nació mi afición
a deporte de "enchuecarse la nariz". En mi escuela
tenía por compañero a un muchacho que ya jugaba
box y que más tarde fue ampliamente conocido, el "Gallito"
Ramírez, y fue él quien me animó a seguir
dando y recibiendo "trancazos", siendo así
como llegué a pelear el campeonato mosca de la República
en la rama amateur, con Luis Reyes, para entonces era mi pelea
número 51. ¡Si vieras cómo me dolió
esa derrota!, y es que de los 51 pleitos solamente esa pelea
perdí. Seguí peleando y logré llegar a
ser campeón mosca de la Compañía de Luz
y del Club de Policía, y una de mis más grandes
satisfacciones jugar la eliminatoria para representar a México
en la Olimpiada de Ámsterdam, pero tuve que operarme
de urgencia, por lo que suspendí temporalmente mi carrera boxística.<\/p>\n

—Ejem… bueno Changuito, pero ¿quieres decirme cuando
intervino el box en tu vida de excursionista?<\/p>\n

—Hombre, de veras, ya se me estaba olvidando, pero es que tú
sabes, manito, recordar es vivir. Pues bien, cuando yo boxeaba…
Espera, ahora si va lo que preguntas… Te decía que
yo veía que otros boxeadores se entrenaban saliendo al
campo y comencé a visitar el Desierto de los Leones,
el Ajusco, la Acoconetla, y de ahí para adelante me fui
dedicando cada vez más a la montaña, y poco a
poco dejé el box, primero por la dichosa operación
del apéndice y más tarde por el cariño
tan grande que se despertó en mí por el monte.<\/p>\n

—¿A cuántos clubes has pertenecido?<\/p>\n

—Únicamente al Tequitépetl —me dice orgullosamente,
y agrega—, en él aprendí a excursionar y no creo
salir nunca de él, ¡vaya, ni aunque me corran!
—y suelta una franca risotada a tiempo que se le pierden sus
pequeños ojos—. Antes del año de 1935, que fue
cuando me hice socio del Tequitépetl excursioné
solo, en aquel entonces se me conocía por el "Cocodrilo",
pero a mi regreso al Club se olvidaron del "cocodrilo"
y nació el "Changuito".<\/p>\n

—¿Y qué me cuentas de tus andanzas en el excursionismo?<\/p>\n

—Pues he subido a los tres volcanes, Popocatépetl, Iztaccíhuatl y Pico de Orizaba, muchas veces logrando conquistar la medalla
por trilogía de volcanes, amén de otras menciones
y diplomas por ascensiones a más de 5,000 mts. Ahora,
en lo relativo a roca también he logrado algunos escalamientos,
por cierto que cuando yo di principio a mis escalamientos fue
en los Frailes de Actopan, y por un verdadero milagro no me
maté, pues sucedió que entonces yo era presidente
de mi Club, y teniendo el deseo de abarcar esta fase del alpinismo
nos llegamos a los Frailes, acompañados de un socio de
otro club, cuyo nombre no viene al caso, que dragoneaba de gran
escalador y dio principio el escalamiento por el cañón
que lleva a la repisa en donde se inicia la escalada de la pared
que lleva a los hombros del Fraile, pero sucedió que
uno de los compañeros que llegó primero a la repisa
se cansó de esperar al total del grupo y sin tomar ninguna
precaución principió a subir y subir, llegando
hasta los hombros, pero entonces comenzó a lloviznar
y a soplar un viento bastante frío, y este imprudente
muchacho no podía bajar, pues no había llevado
ningún cable consigo, y aquí fue lo bueno, nuestro
instructor se negó a subir alegando el viento, la lluvia
y qué sé yo, mientras el que estaba arriba sufría
bastante con el cambio de temperatura, ¡no era cosa de
dejarlo abandonado!, así que yo, con mis casi nulos conocimientos
en roca, empecé a subir, y créeme, casi me mato
al llegar, el frío me tenía aterido, los dedos
los movía más que nada por conservación
propia y la lluvia había puesto esa pared más
resbaladiza que el jabón., al menos así me pareció.
Ya por fin llegué, muerto de frío, le di a mi
compañero el cable para sujetarlo y poder bajar, y mientras
el desempeñaba la tarea yo me quise seguir arriba por
un cable que habían dejado pendiente, cuando se safa
una clavija y… bueno, sólo Dios sabe como no me maté.<\/p>\n

—Changuito, tocando el tema de los que ya "mero se matan"
me han platicado que muchos montañistas siguen viviendo gracias a ti.<\/p>\n

—Hombre, no es para tanto, cierto que he salvado a algunos
compañeros excursionistas, pero de ahí a que sean
muchos… Bueno, si vieras que en verdad me siento contento
de haberlos ayudado, además, que creo yo es una obligación
moral que tenemos todos los montañistas, ayudar al compañero,
aún a costa de nuestra propia vida.<\/p>\n

—¿Quieres decirme qué puestos de importancia
has ocupado?<\/p>\n

—En mi club he sido presidente varias veces, lo mismo que he
tenido a mi cargo diversas secretarías, he sido representante
ante la Federación de Excursionismo y tuve la satisfacción
de que me eligiesen Presidente de la Asociación de Excursionismo,
Alpinismo y Exploraciones del D.F., habiendo logrado durante
mi periodo el principio del sueño de todos los excursionistas,
la unificación de los clubes, pues en aquella época,
como nunca, había gran desconcierto, y para mi satisfacción
pude lograr el reingreso a la Asociación del Club Sindicato
Mexicano de Electricistas, del Cardenales, del Club Tacaná,
del Weston y de otros muchos que escapan a mi memoria.<\/p>\n

—¿Y qué es lo que te gusta del trabajo que desarrollas?<\/p>\n

—En primer lugar el poderme contar entre los que trabajamos
con el grupo de Exploradores "Prof. Rodolfo Menéndez"
de la Escuela del mismo nombre, del que es jefe y organizador
el Dr. Santiago Ramírez Galicia, y en donde están
como instructores hombres de tanto valer como el Lic. José
Muñoz Ayala, y el Dr. Juan Antonio López, lo mismo
que el Ing. Aurelio Espinosa.<\/p>\n

Y es así como termino mi plática con este fantástico
"Changuito", a quien todos quieren por sus cualidades
que lo han hecho acreedor de esta estimación general.
"Oye", me dice a guisa de despedida, "olvidé
decirte que me siento orgulloso de poseer la Cruz de Malta,
que es el símbolo de pureza para los muchachos del Club
Círculo de Monterrey, y a la que haré honor siempre." <\/p>\n

© Alpinismo, revista mensual. Tomo 2, número
16, enero 16 de 1951. Páginas 29-30.<\/div>\n

<\/p>\n

<\/div>\n

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