Karl Herrligkoffer. Victoria en el Nanga Parbat<\/i>. Editorial Juventud, Barcelona, 1954. 192 p\u00e1ginas. s\/ISBN.<\/p>\n

\n Una de las ascensiones m\u00e1s importantes en alpinismo es la que realiz\u00f3 el austriaco Hermann Buhl el 3 de julio de 1954 a la cima del Nanga Parbat. Despu\u00e9s de un largo periodo de nevadas, aparece una ventana de buen tiempo. Hermann Buhl y Otto Kempfer duermen en la tienda del campamento V. “Hacia la medianoche la tempestad calma un poco. Mi compa\u00f1ero [Hermann Buhl] permanece despierto. M\u00e1s tarde me ha confiado que mientras yo dorm\u00eda tranquilamente, sin temer conciencia de nada, \u00e9l no pensaba m\u00e1s que en la cumbre que hab\u00eda que vencer.” (p. 147)<\/p>\n

Pero Kempfer no lo alcanzar\u00e1 y Buhl alcanza la cima a las siete de la tarde:<\/p>\n

“Avanzo a saltos, sin pensar en el objetivo, y cuando la cumbre se perfila ante mis ojos, me pregunto c\u00f3mo podr\u00e9 llegar hasta all\u00ed.<\/p>\n

“…A las seis de la tarde estoy en el espol\u00f3n, a unos 8,000 metros de altitud.<\/p>\n

“Las fuerzas se me acaban.<\/p>\n

“Como monta\u00f1ero, s\u00e9 que debo proseguir hasta el \u00faltimo fin, hasta arriba de todo pero, no s\u00e9 si este sentimiento puede aplicarse particularmente al Nanga Parbat…<\/p>\n

“Un amontonamiento de rocas lleva hasta la cumbre, que est\u00e1 a 100 metros por encima de m\u00ed. Abandono mis bastones de esqu\u00ed, incapaz ya de andar, avanzo a gatas. Repentinamente baja el suelo a mi alrededor… Â¡Estoy en la cumbre!” (p. 152-153)<\/p>\n

Cansado, todav\u00eda tiene que pasar la noche a raso:<\/p>\n

“Estoy a unos 150 metros de la cumbre cuando la noche llega repentinamente. Adivino a escasa distancia los contornos de un bloque de rocas y procuro llegar a \u00e9l. Apoyo mi cuerpo en la pared, de una inclinaci\u00f3n de 50Âº, y paso la noche en pie. Naturalmente, mi equipo de vivac me hace mucha falta. No llevo m\u00e1s que un pull-over ligero; el m\u00e1s grueso, el saco de tienda y todas mis otras prendas de abrigo han quedado en la mochila que he dejado bajo la primera cima.” (p. 156)<\/p>\n

Con esta ascensi\u00f3n, Buhl desmorona la fama de “asesina” a una monta\u00f1a que no es m\u00e1s que lo que el hombre quiere que sea. Adem\u00e1s, se convierte en el \u00fanico hombre en toda la historia del alpinismo en ascender un ocho mil virgen en solitario.<\/p>\n

El resto del libro, escrito por Herrligkoffer, no tiene mucha importancia con respecto a la ascensi\u00f3n, que parece ser producto de una rebeld\u00eda (eso, leyendo s\u00f3lo el libro), tal como lo hiciera Reinhold Messner en 1970 en la pared del Rupal.<\/p>\n

Sin embargo, es uno de los cl\u00e1sicos, tanto por el esfuerzo de Buhl, empeque\u00f1ecido aqu\u00ed (ni siquiera est\u00e1 la cl\u00e1sica foto de \u00e9l al regresar de la cumbre y en donde parece mucho m\u00e1s viejo de lo que en realidad era) por la multitud de datos del organizador de la expedici\u00f3n y que carecen de importancia en s\u00ed, pues no tienen siquiera un sentido t\u00e9cnico.<\/div>\n

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\n Hermann Buhl fue la única persona que escalara la cumbre de un ocho mil virgen en solitario, precisamente el Nanga Parbat, aquella montaña donde Messner hiciera en estilo totalmente alpino el primer ocho mil en solitario sin ayuda exterior. La historia es narrada por el jefe de la expedición: Karl Herrligkoffer, quien por entonces no había practicado alpinismo y dirigía su primera expedición al Himalaya.<\/p>\n<\/td>\n
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