{"id":11758,"date":"2000-08-15T00:00:00","date_gmt":"2000-08-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11758"},"modified":"2012-11-18T19:18:25","modified_gmt":"2012-11-19T01:18:25","slug":"rumbo_a_tombuctu","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2000\/rumbo_a_tombuctu\/","title":{"rendered":"Rumbo a Tombuct\u00fa"},"content":{"rendered":"
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Mark Jenkins. Rumbo a Tombuct\u00fa. Una traves\u00eda en kayak por el r\u00edo N\u00edger<\/i>. Ediciones B (Colecci\u00f3n Grandes Viajeros), Barcelona, 1998. 310 p\u00e1ginas. ISBN: 84-406-8385-5<\/p>\n\n\n
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Mir\u00e9 alrededor y descubr\u00ed que lo que ten\u00eda ante mis ojos no respond\u00eda a mis expectativas. Me hab\u00eda hecho una idea completamente distinta de la grandeza y la riqueza de Tombuct\u00fa […] La ciudad no ofrec\u00eda, a primera vista, otra cosa que una masa de casas de tierra destartaladas. Mirara a donde mirara, no se ve\u00eda m\u00e1s que inmensas llanuras de arena movediza de color blanco amarillento. El cielo era rojo p\u00e1lido hasta el horizonte.<\/i><\/p>\n

Ren\u00e9 Caillie, cit. en p. 290<\/p>\n<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n

Tombuct\u00fa, la legendaria ciudad africana llena de riquezas incontables lejos del mundo europeo, fue el motivo del viaje de numerosos exploradores que murieron sin regresar a Europa, muchos sin haber llegado, otros apenas iniciado su viaje. Ren\u00e9 Caillie lleg\u00f3 solo, convertido en musulm\u00e1n, hablando \u00e1rabe o malink\u00e9 y con el nombre de Abd Allahi. La descripci\u00f3n que da de la ciudad es totalmente lejana de lo que en Europa se hablaba de ella. “¿C\u00f3mo era posible que la ciudad m\u00e1s misteriosa de la historia no fuera m\u00e1s que un mont\u00f3n de edificios de barro, una mera zona comercial en el desierto? Ni pensarlo. Ren\u00e9 Caillie fue tomado por un impostor, un charlat\u00e1n, y pronto qued\u00f3 olvidado. El mito ha sido y ser\u00e1 siempre m\u00e1s poderoso que la realidad.” (p. 291-292)<\/p>\n

Tombuct\u00fa, pr\u00e1cticamente a orillas del r\u00edo N\u00edger, sigue llamando la atenci\u00f3n a viajeros de todo el mundo. Dos de ellos planearon hacerlo siguiendo el curso del r\u00edo N\u00edger desde su origen hasta su desembocadura en kayaks. “Su nombre era N\u00edger, t\u00e9rmino procedente de la palabra n’ger<\/i>, que en la lengua de los n\u00f3madas del desierto significaba, sencillamente, «r\u00edo».” (p. 40) Dos amigos m\u00e1s se les unieron y se adentraron en el \u00c1frica “sin carreteras ni cables”. Tienen que andar una distancia considerable con su carga. ¿De d\u00f3nde obtendr\u00e1n a los hombres para semejante viaje? “?Hombres oyen tambores. Hombres oyen lo que tambores dicen. Hombres vienen.” (p. 85) “…los tambores pueden comunicar muchas, muchas cosas, pero cuando llaman a otros pueblos s\u00f3lo transmiten noticias importantes: un nacimiento, una muerte, un baile, un forastero, una boda, una pelea.” (p. 88)<\/p>\n

As\u00ed, reemplazando a sus porteadores de poblaci\u00f3n en poblaci\u00f3n, llegan a las fuentes, pero solos, porque los africanos no se atreven a mirarlas, pues creen que con ello les llegar\u00e1 alguna desgracia. “En \u00c1frica ocurren cosas extra\u00f1as; cosas fant\u00e1sticas; cosas que uno no alcanza a comprender. Uno nota que presagian algo, pero no sabe qu\u00e9. Los africanos est\u00e1n acostumbrados; para ellos, lo extra\u00f1o es lo corriente. No intentan descifrarlo. Si tienen un problema, hablan con un abogado o un contable, un cham\u00e1n o un nigromante, seg\u00fan de qu\u00e9 se trate.” (p. 17)<\/p>\n

El viaje planeado no es un viaje m\u00e1s, sino un primer descenso, ya que antes que ellos nadie hab\u00eda navegado la parte superior de N\u00edger, que hab\u00edan alcanzado por primera vez en medio de la oscuridad: “Es una noche oscura, pero alcanzamos a ver el r\u00edo, que es negro; negro como la lava, profundo, y discurre veloz. No vemos de d\u00f3nde viene ni ad\u00f3nde va. No es bueno ver un r\u00edo por vez primera en la oscuridad. Es como subir a gatas por una estribaci\u00f3n en mitad de la noche y ver entonces y ver entonces por vez primera una monta\u00f1a que quieres escalar o un castillo que deseas conquistar. La oscuridad es sobrecogedora y hace que todo se torne monstruoso e inquietante. Lo que no ves, te lo imaginas, y lo que te imaginas es m\u00e1s terrible que la realidad.” (p. 76)<\/p>\n

Sin embargo, “Estoy justo donde quiero: uno de los \u00faltimos lugares desconocidos, en un lugar que a\u00fan no ha sido cruzado por infinidad de autopistas ni delimitado con cables: navegar por el N\u00edger es s\u00f3lo una excusa para venir aqu\u00ed.” (p. 86)<\/p>\n

“Hoy en d\u00eda, el deseo de ser el primero en hacer cualquier cosa parece rid\u00edculo. Por lo general se rechaza como un capricho adolescente y torpe, como un ansia imberbe de fama. Y en ocasiones lo es. Sin embargo, como suele descubrir la mayor\u00eda de la gente, la fantas\u00eda de la fama, cuando uno se encuentra en plena brega, es demasiado f\u00fatil para ayudarte a seguir adelante.<\/p>\n

“¿Qu\u00e9 significa en realidad ser el primero? Significa que no hay un mapa de carreteras, Significa que tienes que averiguarlo todo por ti mismo. A algunos les gusta, a otros no. Cuando algo ya ha sido explorado, hay una ruta. La siguiente persona que vaya all\u00ed sigue esa ruta, no tiene que crearla, alguien lo hizo por \u00e9l. La experiencia de intentar crear la ruta es lo que desean en realidad los que quieren ser los primeros, ya sean f\u00edsicos, violinistas o exploradores. Eruditos y pedantes, viajando como lo hacen por rutas trilladas, no pueden sino pasar por alto el meollo de la cuesti\u00f3n.” (p. 35)<\/p>\n

A poco, se descubre que el libro es en realidad una secuencia de viajes que abarcan diferentes hombres y \u00e9pocas, desde la valiosa informaci\u00f3n de la exploraci\u00f3n hasta Tombuct\u00fa, que est\u00e1 intercalada con la narraci\u00f3n, hasta la expedici\u00f3n que se desarrolla en kayaks. “Cuando uno empieza a hacer largos viajes con otras personas, cree con ingenuidad que todo el mundo tiene objetivos comunes: los tuyos, pero nunca es as\u00ed. En toda expedici\u00f3n, cada persona abriga expectativas y ambiciones totalmente personales, a menudo inescrutables. Por eso ning\u00fan viaje sale tal como se hab\u00eda planeado.” (p. 45)<\/p>\n

As\u00ed, de repente, un grupo de cuatro hombres est\u00e1 dividido en dos, porque “Mike y yo hemos venido a \u00c1frica para ser lo que somos; Rick y John han venido para escapar de quienes eran.” (p. 150) Las jornadas son muy duras: “Remamos desde las ocho de la ma\u00f1ana hasta las seis de la tarde.” (p. 182) y “Al final de cada jornada estamos agotados, f\u00edsica y mentalmente. A veces hablamos hasta bien entrada la noche; aunque tambi\u00e9n hay veces que no lo hacemos, bien porque estamos muy cansados o bien porque estamos hartos los unos de los otros. Tal vez escuchemos la radio, sentados en torno al aparato como si de una hoguera se tratase, pero enseguida la apagamos para ahorrar pilas. Entonces nos levantamos, nos deseamos buenas noches y nos metemos en las tiendas.” (p. 183)<\/p>\n

Una vez pasado el curso alto del r\u00edo, cuando \u00e9ste se vuelve muy ancho y no hay m\u00e1s actividad que remar (los cocodrilos, hipop\u00f3tamos y los ataques de las abejas han quedado atr\u00e1s), cada navegante est\u00e1 a solas consigo mismo y se descubren justificaciones para dejar la empresa: “En bicicleta se atraviesa el paisaje, cosa que no es posible en kayak. Desde un kayak, s\u00f3lo se ven las orillas. Uno va hasta tal punto hundido en el agua que no ve m\u00e1s all\u00e1 de las riberas. \u00c1stas se convierten en sus confines. No se viaje a trav\u00e9s del paisaje, sino a lo largo del mismo, siempre curioso, siempre perplejo, siempre deseoso de saber c\u00f3mo es el mundo m\u00e1s all\u00e1 de las orillas.” (p. 217)<\/p>\n

Finalmente, “Ahora el r\u00edo mide m\u00e1s de kil\u00f3metro y medio de anchura y es del todo navegable. Hemos visto piraguas, bateas y barcazas. A nuestro juicio, \u00e9ste ya no es un r\u00edo para recorrerlo en kayak… Ni siquiera hemos de discutirlo… Mike y yo vamos a dejar el N\u00edger.” (p. 223)<\/p>\n

“No ten\u00edamos el celo intensamente noble, vanidoso hasta la ceguera, del aut\u00e9ntico explorador. No cont\u00e1bamos con la perseverancia infatigable ni con el encargo imperial. En realidad s\u00f3lo nos est\u00e1bamos buscando a nosotros mismos.” (p. 215)<\/p>\n

El autor se dirige de cualquier forma a Tombuct\u00fa, en autob\u00fas, motocicleta y en ferry, rechazado en algunas partes por los soldados, en otras por los tuareg. Es ah\u00ed donde encuentra por s\u00ed mismo el relato de Ren\u00e9 Caillie, en vivo: “La arena es cada vez m\u00e1s abundante en los caminos: el desierto intenta recuperar la ciudad y va llen\u00e1ndola gradualmente, como un reloj de arena.” (p. 293) y es entonces cuando “Mi viaje ha acabado. Era un proceso f\u00edsico y finito. Ahora atravesar\u00e1 el lago de mi mente y se transformar\u00e1 en algo incorp\u00f3reo y eterno: una historia” (p. 294)<\/p>\n

“\u00c9sta es nuestra oportunidad para compensar su amabilidad. Se trata del deber del viajero que se halla en tierras remotas, eso que quienes no viajan son incapaces de entender: un buen viaje es un intercambio, comida y cobijo a cambio de una explicaci\u00f3n muy esperada, socorro a cambio de historias. El anfitri\u00f3n recibe m\u00e1s de lo que da; el viajero, m\u00e1s de lo que toma.” (p. 99)<\/p>\n

Para Mark Jenkins, \u00c1frica no deja de tener ese choque cultural, sin que llegue a abandonar nunca un \u00e1pice de su extranjer\u00eda. Un jefe africano con quien habl\u00f3 directamente, le asegura: “-Me asegur\u00f3 [el gu\u00eda de Jenkins] que usted es capaz de andar como un malink\u00e9. Por eso he accedido a hablar con usted. Dice que es capaz de andar como andamos los negros; que, en el fondo, usted es negro. Eso me ha dejado muy preocupado, pero ahora que he hablado con usted ya estoy m\u00e1s tranquilo: usted es blanco, por dentro y por fuera.” (p. 209)<\/p>\n

John y Rick llegaron hasta la desembocadura del N\u00edger y se convirtieron en los primeros seres humanos en recorrer todo el r\u00edo.<\/p>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"\n\n\n
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El río Níger no se había recorrido totalmente y dos amigos deciden emprender ese viaje, pero invitan a dos más. La navegación del río se ve interrumpida por el abandono del proyecto por los dos promotores, pero es llevada hasta el fin por los invitados. Es así como Mark Jenkins termina en Tombuctú, una ciudad que siempre quiso conocer.<\/p>\n<\/td>\n

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