{"id":11748,"date":"2000-09-15T00:00:00","date_gmt":"2000-09-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11748"},"modified":"2012-11-18T19:18:49","modified_gmt":"2012-11-19T01:18:49","slug":"explorando_un_mundo_olvidado-2","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2000\/explorando_un_mundo_olvidado-2\/","title":{"rendered":"Explorando un mundo olvidado"},"content":{"rendered":"
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Carlos Lazcano. Explorando un mundo olvidado<\/i>. Editorial M\u00e9xico Desconocido. M\u00e9xico. 1998. 160 p\u00e1ginas. ISBN: 968-6520-37-6.<\/p>\n

\n La Sierra Madre Occidental es la mayor cordillera de M\u00e9xico, con una superficie mayor que la pen\u00ednsula de Baja California y con una orograf\u00eda mucho m\u00e1s complicada que cualquiera de las sierras del resto del pa\u00eds. Es un mundo al que no se est\u00e1 acostumbrado, tanto por las dimensiones como por algo que s\u00f3lo pertenece a ella.<\/p>\n

Una leyenda cora dice refiri\u00e9ndose a la g\u00e9nesis de la sierra:<\/p>\n

En el principio, la tierra era una llanura llena de agua, y por lo tanto se pudr\u00eda el ma\u00edz. Los antiguos habitantes tuvieron que pensar, trabajar y ayunar mucho para conseguir un mundo en forma. Bajaron todos los p\u00e1jaros \u00e1 ver si pod\u00edan poner en orden la tierra para que se sembrara el grano. Rogaron primeramente al zopilote de cabeza roja, la principal de todas las aves, que lo arreglara todo, pero dijo que no pod\u00eda. Llamaron \u00e1 todas las aves del mundo, una tras otra, para inducirlas \u00e1 la obra, pero ninguna quiso emprenderla. Por \u00faltimo lleg\u00f3 el murci\u00e9lago, muy viejo y muy arrugado. Ten\u00eda blancos los cabellos y la barba de tanto que hab\u00eda vivido, y llevaba la cara llena de polvo porque nunca se ba\u00f1a. Se apoyaba en un palo, porque era tan viejo que apenas pod\u00eda andar. \u00c9l tambi\u00e9n dijo que no era competente para llevar cabo tal tarea, pero consinti\u00f3 al fin en emprender lo que ejecut\u00f3. Esa misma noche se lanz\u00f3 a volar precipitadamente, abriendo salidas para las aguas; pero tan profundos hizo los valles que era imposible recorrerlos. Las personas principales se lo reprocharon y contest\u00f3:\n <\/p>\n

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“Volver\u00e9, entonces, a ponerlo todo como estaba”.<\/p>\n

“No, no!”, dijeron ellos. “Lo que queremos es que las laderas sean un poco m\u00e1s inclinadas, que nos quede alguna tierra pareja y no todo sean monta\u00f1as.”<\/p>\n

El murci\u00e9lago consinti\u00f3 en hacer lo que ped\u00edan, y las personas principales le dieron las gracias. As\u00ed ha quedado el mundo hasta el presente.<\/p><\/blockquote>\n

Al ver las quebradas, uno duda de que el murci\u00e9lago cumpliera su palabra de moderar las pendientes, pero desde entonces los hombres han vivido en ese mundo casi vertical y se rigen por un sistema de orientaci\u00f3n muy sencillo que a nosotros nos puede confundir: s\u00f3lo arriba o s\u00f3lo abajo. R\u00edo arriba o r\u00edo abajo; cerro arriba o cerro abajo. Dif\u00edcil de entender hasta que uno est\u00e1 ah\u00ed, metido en los barrancos d\u00edas y m\u00e1s d\u00edas.<\/p>\n

All\u00ed vivieron y all\u00ed viven todav\u00eda. S\u00f3lo que las cosas han cambiado en ese pu\u00f1ado de a\u00f1os que va desde la labor del murci\u00e9lago a nuestra \u00e9poca electr\u00f3nica. Lo que uno ve en la actualidad son grupos ind\u00edgenas que se resisten a la dominancia de una cultura diferente a la suya, una cultura que no comprenden ni quiere comprenderlos.<\/p>\n

Hace cien a\u00f1os, la existencia de estos hombres en caba\u00f1as de madera y hasta en cuevas hizo pensar a Carl Lumholtz que esa enorme sierra encontrar\u00eda a los \u00faltimos hombres de las cavernas. La verdad es que encontr\u00f3 m\u00e1s que un pu\u00f1ado de hombres y mujeres que vivieran s\u00f3lo en cuevas y retrataran fielmente el estereotipo que todos tenemos de la \u00e9poca de las cavernas. Encontr\u00f3 Hombres<\/i>, en el sentido m\u00e1s amplio de la palabra. Amigos o, como \u00e9l los llam\u00f3, “mis amigos morenos”. Por este importante hallazgo abandon\u00f3 su b\u00fasqueda de habitaciones con cuevas y de entierros en cavernas y se lanz\u00f3 a trav\u00e9s de la toda Sierra Madre Occidental para seguir con ese encuentro.<\/p>\n

Su libro El M\u00e9xico Desconocido<\/i> se public\u00f3 en M\u00e9xico en 1902 y desde entonces su b\u00fasqueda primaria tras los “\u00faltimos hombres de la edad de piedra” se hab\u00eda desvanecido pese a mostrar hallazgos importantes y sorprendentes para tratarse de un europeo de fines del siglo XIX. Es necesario recordar que Lumholtz contaba con el apoyo econ\u00f3mico de instituciones de investigaci\u00f3n y con el apoyo directo de Porfirio D\u00edaz. De esta forma, la Terra Incognita<\/i> que era entonces la Sierra Madre, se presentaba como es, sin obst\u00e1culos humanos.<\/p>\n

El libro que ahora nos ocupa \u2014Explorando un mundo olvidado<\/i>\u2014 ha retomado esa b\u00fasqueda pero con un cambio sustancial: no se trata de encontrar hallazgos l\u00edticos, sino de encontrar las ra\u00edces del mundo chihuahuense, labor no poco ambiciosa. Dir\u00eda Juan Rulfo:<\/p>\n

T\u00fa nos quieres decir que dejemos Luvina porque seg\u00fan t\u00fa ya estuvo bueno de aguantar hambres y necesidades. Pero si nosotros nos vamos, ¿qui\u00e9n se llevar\u00e1 a nuestros muertos? Ellos viven aqu\u00ed y no podemos dejarlos solos.<\/i> <\/p>\n

Un vistazo al libro basta para darse cuenta de ello: hay quien, como en Luvina<\/i>, se preocupa de los muertos que no se han ido… o que no se han llevado. Esto es un m\u00e9rito en s\u00ed. La exploraci\u00f3n de una tierra lata y con horizontes interminables es cosa de mucho tiempo, medido en soles, lunas y estaciones.<\/p>\n

Habr\u00eda que preguntarse c\u00f3mo es que alguien que no es arque\u00f3logo puede presentar a un p\u00fablico general un libro sobre descubrimientos de esta clase. La respuesta es escabrosa: M\u00e9xico fragu\u00f3 leyes que protegieran su patrimonio arqueol\u00f3gico del saqueo y la destrucci\u00f3n, pero con el tiempo esas leyes se han anquilosado de tal forma que uno no es libre de descubrir nada si no se es arque\u00f3logo.<\/p>\n

As\u00ed de sencillo.<\/p>\n

Gente que vive en Veracruz y que encuentra continuamente estatuillas de barro de los olmecas tienen que guardarse de decirlo sin perderlas ni volverlas a ver nuevamente ni siquiera en un museo. Por otro lado, ha fomentado la aparici\u00f3n de un mercado negro. Tambi\u00e9n en Veracruz, muy cerca de Jalapa, hay buscadores profesionales que reciben llamadas del extranjero pidi\u00e9ndoles alguna pieza cuyo costo est\u00e1 marcado en miles de d\u00f3lares y que son entregadas siempre a uno de muchos intermediarios.<\/p>\n

No hablar\u00e9 del enamoramiento de la tierra chihuahuense que Carlos tuvo. El mismo se encarga de explicarlo en la p\u00e1gina 154:<\/p>\n

“No todo el mundo se emociona con una cultura muerta, pero nosotros no dejamos de conmovernos al contemplar la belleza de sus pinturas y sus ollas, al tocar sus herramientas de piedra, al ver sus muertos y al dormir en sus casas.”<\/p>\n

Es la misma emoci\u00f3n que sinti\u00f3 Howard Carter al encontrar la Tumba de Tutankam\u00f3n o la de tantos otros que han encontrado ventanas por las cuales pueden asomarse al pasado y tratar de encontrar explicaciones de c\u00f3mo vivieron quienes habitaron ah\u00ed. Despu\u00e9s de todo, la exploraci\u00f3n es la expresi\u00f3n f\u00edsica de la pasi\u00f3n intelectual.<\/p>\n

Pero si este enamoramiento no fuera suficiente, hay algo que, en mi opini\u00f3n, es uno de los logros m\u00e1s importantes de Carlos: el haber librado batallas seguramente feroces contra la burocracia que trataba de impedirle pisar un suelo al que no estaba asignado un solo arque\u00f3logo por falta de preparaci\u00f3n , de inter\u00e9s o de presupuesto.<\/p>\n

Hay otro punto importante que quiero hacer notar: dar a conocer todo aquello que se ha encontrado pudiera ser un arma de dos filos y dar origen a un saqueo mayor de la zona. ¿Qu\u00e9 hacer? ¿No divulgarlo? ¿Quedarse callado? La soluci\u00f3n fue simple, aunque no f\u00e1cil: educar a la gente del lugar para que comprenda la importancia de cada uno de los sitios. La inclusi\u00f3n de uno o varios gu\u00edas en cada exploraci\u00f3n ha tenido como efecto el que cada ranchero comprenda un poco m\u00e1s lo que ve y no piense en ollas llenas de oro enterradas en alg\u00fan sitio por los antiguos.<\/p>\n

S\u00f3lo me falta agradecer a Carlos Lazcano ese enorme espacio de agradecimientos. Ah\u00ed aparecen las instituciones patrocinadoras, presidentes municipales, gu\u00edas rancheros, amigos, secretarias… todos aquellos que le han acompa\u00f1ado en esa exploraci\u00f3n que todav\u00eda no termina. En esas p\u00e1ginas se nota la grandeza del esfuerzo y del hombre que no ha querido quedarse \u00e9l solo con la gloria. Y aunque nadie lee esa p\u00e1gina, uno puede imaginarlo con su sombrero negro sentado frente a una fogata y platicando con los rancheros, preguntando por cuevas \u2014su pasi\u00f3n desde siempre\u2014 o escuchando leyendas, siempre, en pos de un mundo olvidado. <\/p><\/div>\n

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Exploraciones en el estado de Chihuahua revelan que la gran Sierra Madre Occidental no estaba tan despoblada como se creería a primera vista. Presentación del libro del mismo nombre realizada el 7 de septiembre de 2000, en la representación del Gobierno del Estado de Chihuahua en la Ciudad de México.<\/p>\n<\/td>\n

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