{"id":11568,"date":"2000-10-01T00:00:00","date_gmt":"2000-10-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11568"},"modified":"2013-02-04T21:42:57","modified_gmt":"2013-02-05T03:42:57","slug":"los_encantos_de_bacis","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2000\/los_encantos_de_bacis\/","title":{"rendered":"Los encantos de Bac\u00eds"},"content":{"rendered":"
\n

Mientras m\u00e1s nos acercamos al borde del cantil, la sensaci\u00f3n de v\u00e9rtigo se va haciendo m\u00e1s fuerte. A unos metros del filo, se escucha el sonido estruendoso del agua que cae 80 metros y se estrella y emblanquece all\u00e1 abajo, junto a una gran roca que limita al r\u00edo El Aguaje, uno de los afluentes de la corriente que carcome la barranca de Bac\u00eds.\n<\/p>\n

Me acerco a la orilla y me recargo en un \u00e1rbol para tomar algunas fotograf\u00edas de la ca\u00edda del agua. Por excelentes que sean, no llegar\u00e1n a dar la impresi\u00f3n real de lo que estoy viviendo ahora. Hace falta estar inmersos aqu\u00ed, rodeados por cantiles cuya altura es dif\u00edcil precisar, envueltos en el sonido, por el aroma de la vegetaci\u00f3n, por los colores del sol, a un paso del precipicio, haber platicado con la gente que a veces me gu\u00eda de una manera desinteresada.<\/p>\n

\nEn la barranca<\/b><\/p>\n

Bac\u00eds: su solo nombre represent\u00f3 hace un par de semanas una gran barrera, pues a partir de San Miguel de Cruces deb\u00eda caminar solo durante un mes. La Expedici\u00f3n UNAM-M\u00e9xico Desconocido<\/i> continuaba. Cuando mis compa\u00f1eros partieron, olvid\u00e9 la soledad. Deb\u00eda cruzar la Sierra Madre Occidental por sus barrancos.<\/p>\n

Y as\u00ed, andando, llegu\u00e9 a Guachimetas de Abajo, el punto por el cual hab\u00eda planeado cruzar la barranca de Bac\u00eds. En Guachimetas me informaron de algo m\u00e1s interesante que el mero recorrido: un sitio arqueol\u00f3gico. “Del otro lado del r\u00edo hay un cerro que nosotros mentamos Las Cuevonas. Tiene una pe\u00f1a grande, muy grande, y justo en medio hay unas cuevas gigantonas donde construyeron sus casas los gentiles. Una vez m\u00e1s gan\u00e9 hasta all\u00e1 y deveras que los indios sab\u00edan muchas cosas m\u00e1s que nosotros ahora. Hay casas con sus ventanitas, metates, ollas y hasta huesos de los antiguos. Lo que se me hace raro es c\u00f3mo viv\u00edan all\u00ed, porque no hay agua ni manantiales y si s\u00f3lo de subida son cuatro horas de un camino entre riscos, ¡imag\u00ednese acarrear el agua!”<\/p>\n

\n Una pl\u00e1tica intrascendente<\/b><\/p>\n

En una ladera llena de rocas encontr\u00e9 a un hombre enorme de unos treinta y cinco a\u00f1os arando la pendiente con la ayuda de dos bueyes y su hijo de seis a\u00f1os que le acompa\u00f1aba a todos lados. Nos saludamos (“Ventura de la Cruz para servirle”) y platicamos un rato mientras ambos descans\u00e1bamos. Ã?l de arar, yo de la mochila y de la caminata. <\/p>\n

\u2014¿De d\u00f3nde es ust\u00e9?<\/p>\n

\u2014De la ciudad de M\u00e9xico.<\/p>\n

\u2014¿Eso est\u00e1 m\u00e1s lejos que Durango?<\/p>\n

\u2014Mucho m\u00e1s \u2014y a\u00f1ad\u00ed que la ciudad muy grande y que ten\u00eda problemas de poblaci\u00f3n\u2014<\/p>\n

\u2014Pero tienen coches.<\/p>\n

\u2014S\u00ed. Hay muchos.<\/p>\n

\u2014¿D\u00f3nde los guardan si dice que hay tanta gente?<\/p>\n

\u2014En lugares especiales. La gente paga por guardarlos.<\/p>\n

\u2014¿Paga por guardar sus coches?<\/p>\n

\u2014S\u00ed, pero el problema no es guardarlos ni pagar porque los cuiden, sino el humo que echan al aire.<\/p>\n

El hombre se me qued\u00f3 viendo con una mirada de extra\u00f1eza y me pregunt\u00f3 sorprendido:<\/p>\n

\u2014¿Humo?<\/p>\n

\u2014S\u00ed. Todos los coches echan humo y luego no podemos respirar bien y vienen enfermedades en los pulmones.<\/p>\n

Pregunt\u00e9 por la roca con trazos hechos por los antiguos y me dijo que estaba muy cerca de su casa, que siguiera un camino y llegaba. Ah\u00ed deb\u00eda detenerme para saludar a su esposa y darle un recado. “Ella lo va a recibir y le dir\u00e1 por donde queda la piedra con figuras de gentiles. No est\u00e1 muy lejos. Si quiere quedarse, ah\u00ed est\u00e1 su casa. Yo llego por la tarde, pero si quiere seguir camino, ella le dir\u00e1 por d\u00f3nde seguir.”<\/p>\n

En cuanto a la soledad, todav\u00eda no tengo la oportunidad de sentirla en su fuerza bruta. Me estoy acostumbrando muy r\u00e1pido a la sierra. O quiz\u00e1 es este continuo ir detr\u00e1s de algo que aparece como un fantasma y est\u00e1 a s\u00f3lo un paso, a dos quiz\u00e1.<\/p>\n


\n T\u00e1rula<\/b><\/p>\n

En el rancho T\u00e1rula, la mujer de don Ventura de la Cruz me tuvo en principio un poco de miedo hasta que le di el recado que le enviaba su marido. Entonces me dio la bienvenida, me agradeci\u00f3 y me prepar\u00f3 algo de comer (“no se puede ir as\u00ed si va hasta el r\u00edo.”) mientras platicaba que me hab\u00eda confundido con soldado y que luego no sab\u00eda qu\u00e9 pensar porque los soldados nunca andan solos. Le tienen miedo a los soldados porque s\u00f3lo llegaban a hacer destrozos. Me platic\u00f3 de su esposo, de sus hijos, de lo lejos que estaban de todo. Claro que m\u00e1s abajo, a una hora o un poco m\u00e1s, estaba otra familia pero casi no se ve\u00edan y tampoco se trataban. Lo m\u00e1s cercano era Guachimetas y yo ya hab\u00eda caminado ya bastantes horas de bajada hasta el rancho. No era precisamente lo que se podr\u00eda llamar “cerca”. <\/p>\n

A la roca con “mapas de tesoros” tard\u00e9 en llegar. Primero por el desayuno y despu\u00e9s porque quise ir solo, sin que nadie me llevara. Claro que estaba a tres minutos de la casa, pero no supe interpretar las se\u00f1as que me hab\u00edan dado y tuve que regresar a la casa y pedir que un ni\u00f1o me llevara. Me qued\u00e9 sorprendido. Una roca de aproximadamente cinco metros en su lado m\u00e1s largo fue el antiguo pizarr\u00f3n donde hace muchos siglos se esculpieron petroglifos con formas de todo tipo, entre las que sobresal\u00edan espirales de tama\u00f1o considerable con una profundidad en cada surco de casi cuatro cent\u00edmetros. Esperaba petroglifos, pero no en tal cantidad ni calidad: Venados, conejos, hombres, espirales, l\u00edneas… todo un aut\u00e9ntico mural rupestre. De pronto me sent\u00ed invadido de esa sensaci\u00f3n de descubrimiento: lo que estaba viendo era s\u00f3lo era del conocimiento de la gente del lugar.<\/p>\n

Son los de mayores proporciones que he visto hasta ahora. El m\u00e1s grande es una espiral profundamente tallada y tiene alrededor de un metro de di\u00e1metro. Dice la gente que hace a\u00f1os vino alguien “entendido” en la lectura de pinturas y petroglifos y los ley\u00f3 durante todo un d\u00eda. Despu\u00e9s dictamin\u00f3 que a tal distancia y en tal direcci\u00f3n habr\u00eda otra roca parecida a esta y que marcar\u00eda el lugar donde esta una mina muy rica cierta distancia de ese otro sitio, si se interpretaba bien. Parece ser que hallaron el otro petroglifo y el mineral, que result\u00f3 estar ya trabajado y abandonado.<\/p>\n

El siguiente lugar que visit\u00e9 fue Frijolares, un rancho de una sola habitaci\u00f3n (T\u00e1rula tiene dos casas y una de ellas est\u00e1 dividida por un muro en dos habitaciones) que sirve a la vez de dormitorio, cocina, comedor, bodega y hasta gallinero. Habitaban ah\u00ed una anciana de complexi\u00f3n delgada y muy fuerte, una ni\u00f1a de ocho a\u00f1os y un muchacho de trece que cortaba le\u00f1a como si estuviera rebanando un pastel.<\/p>\n

Frente a Frijolares, del otro lado de la barranca, pod\u00eda ver las pe\u00f1as, las cuevas y ?con el telefoto? algunas construcciones dentro, aunque la vista era un tanto difusa a esa hora del d\u00eda por la humedad del ambiente. Lo que m\u00e1s busqu\u00e9 y no encontr\u00e9 fue el camino hacia las cuevas: cantiles y vegetaci\u00f3n espesa bloquearon aquella senda que alguna vez existi\u00f3. Porque debe haber existido.<\/p>\n

Hora y media despu\u00e9s estaba en el fondo, parado a la orilla de un gran caudal de agua parda que hac\u00eda imposible cruzar el vado. Hab\u00eda una “maroma”, que no era m\u00e1s que un cable de acero que hab\u00eda tardado en hallar. S\u00f3lo el cable, sin algo sobre lo cual transportarse. No me extra\u00f1\u00f3 el r\u00edo, profundo y fuerte, rugiente de tanta agua del est\u00edo. Ya en Guachimetas me hab\u00edan advertido que en este tiempo “el r\u00edo va muy crecido y en esta parte est\u00e1 muy enca\u00f1onado”.<\/p>\n

Durante una hora busqu\u00e9 un lugar por el cual pasar y no lo hall\u00e9. Pens\u00e9 tambi\u00e9n en la forma de usar la maroma, pero ninguna era segura. Del otro lado, cerro arriba, estaban “Las Cuevonas”, con todo lo que tuvieran dentro. Estaban ah\u00ed, a un paso del r\u00edo. Y yo estaba de este lado. ¿Qu\u00e9 hacer? Pens\u00e9 con rapidez. Era in\u00fatil quedarse y buscar un vado. La gente me hab\u00eda dicho que no lo hay y que la \u00fanica parte donde se pasa no es practicable en esta temporada. ¿Y Topia? ¿Aqu\u00ed acabar\u00eda todo? Por medio del mapa pude trazar otra ruta, esta vez segura: ir\u00eda hasta San Jos\u00e9 de Bac\u00eds.<\/p>\n

\n La cueva de Marrujo<\/b><\/p>\n

Durante mi estancia en Guachimetas de Abajo visit\u00e9 la cueva de Marrujo, una oquedad bastante grande donde hay pinturas rupestres. Le llaman as\u00ed porque a principios de siglo serv\u00eda de escondite a un bandolero apellidado Marrujo. La descripici\u00f3n del camino hacia ella la escuch\u00e9 cuatro veces y otras tantas me vi confundido por el terreno. Finalmente, decid\u00ed subir el cerro hasta que topara con ella.<\/p>\n

La cueva, de un acceso bastante dif\u00edcil, tiene pinturas muy interesantes y m\u00e1s elaboradas de las que yo esperaba. Adem\u00e1s, alrededor hab\u00eda fragmentos de cer\u00e1mica. ¿Cargarlos? Todav\u00eda me quedaban por andar varias barrancas y si comenzaba a cargar pedazos de lo m\u00e1s interesante, por muy peque\u00f1os que fuesen, a la semana no podr\u00eda con el peso de la mochila. Tom\u00e9 fotos y luego baj\u00e9 para regresar a San Miguel de Cruces.<\/p>\n

\n Tierra de leyendas<\/b><\/p>\n

Una gran cantidad de balluzos (frutos del maguey) amarillenta el paisaje mientras las nubes descargan otro chubasco m\u00e1s que cae sobre nosotros. “¿Ad\u00f3nde ahora?”, me preguntan. “Me gustar\u00eda ver la cueva de los gentiles.” Y al punto nos ponemos en marcha. Don Reginaldo Medina y su primo van por delante platicando mientras yo me divierto con su charla, como si los conociera de hace mucho tiempo. Estamos cerca de San Jos\u00e9 de Bac\u00eds, pueblo del que sal\u00ed hace una semana. La cueva de los gentiles, donde aseguraban que hab\u00eda esqueletos completos de seres humanos, est\u00e1 ahora frente a nosotros. Trepamos un poco y en un rato estamos frente a dos ramas que, al parecer, son la escalera precaria que conduce a la parte superior de la caverna. Escalo entonces. Son cinco metros de roca que desembocan en una caverna de dos saloncitos. Siglos de historia me esperan. ¿Me esperan? En ninguno de los dos hay indicios de esqueletos o algo similar.<\/p>\n

Dos d\u00edas despu\u00e9s de salir de Guachimetas, caminaba por una terracer\u00eda enormemente plana y aburrida, sin \u00e1rboles casi. Cuatro horas de esa monoton\u00eda me dejaron al filo de la barranca de Bac\u00eds, aunque en un punto m\u00e1s al oriente de aquel en donde hab\u00eda visto el r\u00edo por primera vez. Esta ocasi\u00f3n cruzar\u00eda porque hab\u00eda un puente.<\/p>\n

El camino, a partir de la mesa, (parte alta de la sierra) era sumamente impresionante: hab\u00edan dinamitado la roca viva para trazar en ella un camino vertiginoso que todo mundo conoce como “El Frunce”. El porqu\u00e9 del nombre lo averig\u00fc\u00e9 dos d\u00edas despu\u00e9s: “Ah\u00ed hasta al chofer m\u00e1s experimentado se le frunce”.<\/p>\n

Al fondo aparec\u00eda nuevamente la selva, el calor h\u00famedo que exprim\u00eda hasta al adobe m\u00e1s viejo y a mis compa\u00f1eros de viaje, los mosquitos. San Jos\u00e9 de Bac\u00eds es un pueblo peque\u00f1o, de mineros que trabajan en una mina de varios kil\u00f3metros de profundidad y aunque pregunt\u00e9 por una veta rica como la que me hab\u00edan mencionado en T\u00e1rula, nadie me dijo nada al respecto. Nadie sab\u00eda de ello. El semblante de los mineros era tambi\u00e9n diferente. Simple y sencillamente estaba a gusto y hab\u00edan obtenido algunos triunfos laborales como gremio en su propia mina. La mina se trabajaba todo el d\u00eda en tres turnos y no pude saber de accidentes. <\/p>\n

A cierta hora de la tarde se re\u00fanen los muchachos a jugar b\u00e1squetbol, pero fuera de esto, el pueblo parece m\u00e1s bien desierto en ocasiones. Como de costumbre, uno es quien debe acercarse y platicar para saber un poco m\u00e1s del lugar. Permanec\u00ed dos d\u00edas en San Jos\u00e9 de Bac\u00eds, el tiempo necesario para descansar un poco y para platicar con todos aquellos que ten\u00edan algo interesante que contar; de esa manera me enter\u00e9 de que Bac\u00eds, aparte de sus atractivos tur\u00edsticos, era una tierra de leyendas.<\/p>\n


\n Pi\u00e9lagos<\/b><\/p>\n

\u2014¿Por qu\u00e9 la llaman Pi\u00e9lagos a este lugar?<\/p>\n

\u2014Porque hay muchos pi\u00e9lagos… es que hay muchos lugares donde el agua hincha la tierra y se forman bolas; si uno las pica con una ramita en septiembre, sale un chorro de agua; pero no se crea que un chorrinito. Sale con harta fuerza”. <\/p>\n

Desde aqu\u00ed salimos por una vereda apenas perceptible con un rumbo que yo no pod\u00eda ubicar con precisi\u00f3n. Me llevaban a un lugar con una cascada de ochenta metros de alto, por lo menos. Don Reginaldo Medina y su primo van por delante y me llevan a la cascada, a una gran cueva que suponen estuvo habitada por gentiles y a un paseo por todo el r\u00edo El Aguaje. Cada uno de ellos llevaban un rifle y se deten\u00edan a buscar y cortar “balluzos” (la flor de los magueyes) que, amarillos son comestibles y nutritivos.<\/p>\n

Pi\u00e9lagos es una peque\u00f1a poblaci\u00f3n donde crece con profusi\u00f3n el ma\u00edz “de la mejor calidad del municipio”. En esta \u00e9poca ?julio? los maicitos ya melenean y la cosecha promete ser abundante. Vuelve a llover y es seguro que tendremos problemas con el regreso a Ot\u00e1ez. Despu\u00e9s de ver la esperanza que todos los habitantes ponen en la cosecha, el fruto de su agobiante esfuerzo, las dificultades que pueda causar un camino lodoso son m\u00e1s bien alegr\u00edas porque el agua es se\u00f1al de que el hombre de la sierra podr\u00e1 comer.<\/p>\n

\n Santa Mar\u00eda de Ot\u00e1ez<\/b><\/p>\n

\u2014Pues ya le digo. En esa barranca [del r\u00edo El Aguaje] se perdieron una vez los militares por dos semanas, as\u00ed que cuando encontraron una vaca, que le dan un tiro y se la lonchan. Despu\u00e9s ning\u00fan soldado se alejaba m\u00e1s de unos pasos de los campos de ma\u00edz.<\/p>\n

Pero si en Pi\u00e9lagos no hallamos los esqueletos que nos hab\u00edan mencionado, a cinco minutos de la presidencia municipal hay una cueva de gentiles. Se ven todav\u00eda f\u00e9mures, clav\u00edculas y om\u00f3platos de varias personas, pero los cr\u00e1neos hace tiempo desaparecieron. “La plebada los cogi\u00f3 para jugar y por ah\u00ed los andaban navegando hasta que terminaron por aventarlos al barranco. Hasta un cura que hab\u00eda antes aqu\u00ed, fue a bendecirlos. Pero desaparecieron.” <\/p>\n

Santa Mar\u00eda de Ot\u00e1ez. Aqu\u00ed se cierra la segunda etapa del recorrido. Esta ha sido la parte m\u00e1gica por las leyendas, por las pinturas, los restos arqueol\u00f3gicos, por el granizo y por el canto a la naturaleza, por la vaca y por el oso que merodeaba un campamento de le\u00f1adores, pero, sobre todo, por los amigos que dejo.<\/p>\n

Topia, mi objetivo final, est\u00e1 todav\u00eda lejos, pero est\u00e1 cada vez m\u00e1s cercano. Me despido de Santa Mar\u00eda de Ot\u00e1ez y parto en medio de la niebla. El pueblo desaparece de la vista a pocos minutos y poco a poco me hundo donde empieza el silencio, donde se borran las fronteras.<\/p>\n<\/div>\n

<\/p>\n

\n

Algunas leyendas de Bac\u00eds<\/b><\/p>\n

\n Sembrar agua<\/b> <\/p>\n

\u2014Los gentiles. Con todo y ser indios, sab\u00edan cosas que nunca se han vuelto a descubrir. Ah\u00ed tiene, por ejemplo, sus casas en lo m\u00e1s alto de los riscos. ¿C\u00f3mo har\u00edan para tener agua?<\/p>\n

Tuve que confesar que no lo sab\u00eda.<\/p>\n

\u2014Pues muy f\u00e1cil. La sembraban.<\/p>\n

Hizo una pausa para ver mi cara. ¿Sembrar agua?<\/p>\n

\u2014All\u00e1 arriba hab\u00eda m\u00e1s antes un manantial que no se secaba en ning\u00fan tiempo. All\u00ed se procuraban el agua los animales. Pero una vez se le ocurri\u00f3 a alguien hacer m\u00e1s grande el hoyo por donde sal\u00eda para que fuera siempre un estanque lleno y grande donde pudieran beber todos sus animales, porque ten\u00eda muchos.<\/p>\n

“En la cascada se hall\u00f3 un jarro que ten\u00eda huesos y algunas yerbas; luego, abajito mismo de la olla, hab\u00eda sal y despu\u00e9s paja. Cuando quit\u00f3 todo, porque le estorbaba para agrandar el hoyo, el agua ya no brot\u00f3. Se sec\u00f3 as\u00ed nom\u00e1s y por m\u00e1s intentos que hizo, se sec\u00f3. Volvi\u00f3 a poner todo en el mismo lugar y hasta en el mismo orden en que lo encontr\u00f3, pero ya no sali\u00f3 agua y ya no hay m\u00e1s manantial. <\/p>\n

“¡Y luego dicen que los gentiles eran gente ignorante! As\u00ed se pod\u00edan estar en sus casas todo el tiempo que quisieran, porque sembraban el agua y no ten\u00edan que acarrearla."<\/p>\n

\nEl Cerro Tacot\u00edn<\/b><\/p>\n

Hay en la barranca de Bac\u00eds un detalle en la orograf\u00eda muy distintivo: el cerro Tacot\u00edn, de m\u00e1s de 500 metros de altura, una monta\u00f1a aislada y que parece inaccesible por todos lados. “Pero hay una subida. Yo lo s\u00e9 porque una vez sub\u00ed y hall\u00e9 piedras en el suelo de \u00e9sas que eran casas de los gentiles. Era un gentilero all\u00e1 . Dicen que hay un encanto all\u00e1 : un toro y una dama hechos de puritito oro y que ac\u00e1 abajo, en el r\u00edo, hay un collar tambi\u00e9n de oro que cuando alguien lo encuentre a la muchacha y al toro se le va a quitar el encanto. Yo no creo, porque cuando sub\u00ed no vi nada. Adem\u00e1s, imag\u00ednese cu\u00e1ndo van a encontrar el dichoso collar. Si es de oro ya ha de estar bien hundido en el r\u00edo.<\/p>\n

\nEl precio del agua<\/b><\/p>\n

Eran las tres y media de la tarde. ¿Dormir\u00eda all\u00ed? Sab\u00eda que el r\u00edo estaba contaminado por mercurio por los productos de desecho de la mina San Jos\u00e9 de Bac\u00eds. Yo ya no ten\u00eda agua. ¿Pasar\u00eda la noche sediento para emprender la subida al otro d\u00eda? Sed interminable durante toda la noche. Y los mosquitos. Cargu\u00e9 nuevamente mi mochila y camin\u00e9 lo m\u00e1s r\u00e1pido posible. A las 18:20 llegu\u00e9 otra vez a Frijolares y cuando me dispon\u00eda a pedir un poco de agua para beber, mi sed fue aminorada por una escena: el agua que se me ofrec\u00eda ten\u00eda un color de miel. Con ella lavaban primero los trastos y los enjuagaban; el agua resultante de la segunda enjuagada era la que se destinaba a la bebida y comida.<\/p>\n

T\u00e1rula estaba a “una hora” hacia arriba, tiempo que traducido al reloj de un citadino pod\u00eda equivaler a dos o m\u00e1s. Podr\u00eda llegar de noche, pero tendr\u00eda agua fresca. Una hora despu\u00e9s, empapado en sudor y cansancio, en la oscuridad apenas en creciente, los perros de T\u00e1rula me ladraban mientras yo beb\u00eda agua en abundancia en el mismo estanque en el que tambi\u00e9n el cansado d\u00eda cerraba su ojo de luz para descansar en la penumbra lunar. <\/p>\n

\nDe los diferentes lenguajes<\/b><\/p>\n

En T\u00e1rula, don Ventura sali\u00f3 de su casa alarmado ante el alboroto de los perros. Como en otra barranca y otras personas, \u00e9l tambi\u00e9n crey\u00f3 que se trataba de la Onza. Me sirvieron de cenar y don Ventura me pregunt\u00f3 muy extra\u00f1ado:<\/p>\n

\u2014Oiga, todo est\u00e1 bien de lo que me dijo. Pero lo que no entiendo es por qu\u00e9 los coches echan humo.<\/p>\n

\u2014¿Humo? Pues porque se les echa gasolina y…<\/p>\n

\u2014¡¿Gasolina?! ¿No los matan?<\/p>\n

\u2014No, con eso funcionan bien. Pero le dec\u00eda que con la gasolina uno se sube en ellos y cuando los echa a andar…<\/p>\n

\u2014¿Se suben en los coches? ¿Son grandes?<\/p>\n

\u2014S\u00ed, hay algunos grandes, otros son m\u00e1s peque\u00f1os pero pueden ir cinco personas.<\/p>\n

\u2014¿Cinco personas? Entonces son coches muy grandes.<\/p>\n

Don Ventura se rascaba la cabeza y luego sigui\u00f3 con su pregunta:<\/p>\n

\u2014Usted me dijo que los coches echaban humo y ni mi hijo ni mi esposa ni yo sabemos qu\u00e9 es lo que les dan de comer a los coches para que echen humo.<\/p>\n

\u2014A los coches no se les da comida, s\u00f3lo se les pone gasolina.<\/p>\n

Tras varias preguntas y respuestas, don Ventura se qued\u00f3 serio y despu\u00e9s se carcaje\u00f3. Yo no sab\u00eda qu\u00e9 pasaba. Le dijo a su esposa y a su hijo: “Ã?l les dice coches a los muebles”. Y entonces todos rieron. Yo segu\u00eda sin saber lo que era tan jocoso y comenc\u00e9 a sonre\u00edr. Luego, don Ventura se detuvo y me dijo: “¡Ah, amigo! Nos ha hecho re\u00edr mucho a todos. Aqu\u00ed les decimos “coches” a los marranos”. Entonces me toc\u00f3 el turno de re\u00edrme a carcajadas y todos me siguieron.<\/p>\n

\nSol, lluvia, granizo<\/b><\/p>\n

De Bac\u00eds a Santa Mar\u00eda de Ot\u00e1ez hay una distancia aproximada de ocho horas y hacia all\u00e1 me dirig\u00ed. Es curioso c\u00f3mo uno sigue pensando en kil\u00f3metros para las distancias pero en lugares como este donde nada se mide de esa manera, lo m\u00e1s aproximado es usar el tiempo que uno tarda en recorrer una distancia. El ascenso por la barranca de Bac\u00eds fue tal vez el m\u00e1s espectacular de todos. Abajo, el calor era tan fuerte que la gente ruega para que llueva o las milpas se secar\u00e1n. En dos horas de camino hacia arriba hab\u00eda sudado tanto que por tres veces me detuve a exprimir la playera. <\/p>\n

\nEn camino<\/b><\/p>\n

Pero conforme sub\u00eda el calor disminu\u00eda y el bosque se hac\u00eda m\u00e1s denso. Se hizo tarde. Comenz\u00f3 a lloviznar cuando ya estaba en la parte alta. Pero segu\u00ed sudando a pesar del fresco. M\u00e1s tarde la lluvia arreci\u00f3 y la temperatura baj\u00f3 mucho. Graniz\u00f3 mientras yo segu\u00eda caminando. La sierra se torn\u00f3 ligeramente blanca y yo me preguntaba si en Bac\u00eds todav\u00eda seguir\u00edan esperando la lluvia. Ten\u00eda mucho fr\u00edo y para olvidarlo me puse a repasar mentalmente un cuento: “Amor a la vida” de Jack London. Toda una lecci\u00f3n de supervivencia. Dos horas despu\u00e9s, todav\u00eda caminaba bajo la lluvia. Eso s\u00ed: con pies y manos helados, pero caminando.<\/p>\n

Por la noche encontr\u00e9 una casa solitaria en el bosque. Viv\u00edan ah\u00ed algunos hombres que cuidaban maquinaria y una mujer que les hac\u00eda de comer. Me dieron permiso de dormir en una caja de l\u00e1mina y madera que no ten\u00eda puerta. Uno de ellos vino hasta m\u00ed y me dijo que de todos modos pusiera alguna puerta: una tranca, una mesa, lo que fuera, pero que no tratara de quedarme sin protecci\u00f3n porque en esta parte de la sierra hab\u00eda osos. Yo, claro, hice lo que me dijo y me acab\u00e9 toda una vela mientras escrib\u00eda en mi bit\u00e1cora.<\/p>\n

Al d\u00eda siguiente llegu\u00e9 a Santa Mar\u00eda de Ot\u00e1ez, cabecera municipal de Ot\u00e1ez, donde fui recibido por el presidente municipal. Para \u00e9l no fue dif\u00edcil entender qu\u00e9 era lo que hac\u00eda y me ofreci\u00f3 una visita a Pi\u00e9lagos, un lugar digno de verse, seg\u00fan \u00e9l.\n<\/p><\/div>\n

<\/p>\n

<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
He preferido utilizar el término legua por varias razones. La primera es que esta medida es más antigua y da la idea de profundidad en tiempo y distancia. Hay otra más real: la gente de la sierra y de las barrancas miden las distancias en tiempo aproximado de recorrido, un tiempo muy personal y subjetivo que nosotros, malamente acostumbrados a la exactitud como si en ello nos fuera la vida, nos hace malas jugadas. Finalmente, pueden escucharse términos de medida como varas y fanegas en vez de metros y kilos; así pues, al hablar de leguas recorridas estoy refiriéndome de una manera sutil al hombre que vive en la sierra. Aunque varía de país en país, la legua en México equivale a 4,190 metros aproximadamente.<\/i><\/div>\n

<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1001,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1007],"tags":[10177],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-30A","_links":{"self":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11568"}],"collection":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1001"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11568"}],"version-history":[{"count":1,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11568\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":23504,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11568\/revisions\/23504"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11568"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11568"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11568"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}