{"id":11545,"date":"2002-11-01T00:00:00","date_gmt":"2002-11-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11545"},"modified":"2012-11-21T19:49:48","modified_gmt":"2012-11-22T01:49:48","slug":"pistas","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2002\/pistas\/","title":{"rendered":"Pistas"},"content":{"rendered":"
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Robyn Davidson. Pistas<\/i>. Argos Vergara, Barcelona. 1981. 238 p\u00e1ginas. ISBN: 84-7178-310-X<\/p>\n

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…tom\u00e9 una decisi\u00f3n que inclu\u00eda elementos que, en aquel instante, no logr\u00e9 comprender. La eleg\u00ed instintivamente, y s\u00f3lo m\u00e1s tarde acced\u00ed a su significado. Nunca me hab\u00eda planteado el viaje como una aventura, en el sentido de que ten\u00eda que demostrar algo. Me sorprendi\u00f3 el hecho de que lo m\u00e1s dif\u00edcil hab\u00eda sido tomar la decisi\u00f3n de actuar; el resto fue mera tenacidad… y los miedos, tigres de papel.<\/p>\n

En Australia, la definici\u00f3n de pista es una marca trazada en el paisaje por el paso de un veh\u00edculo o, con mucha suerte, trazada originalmente por una excavadora. La calidad de estas pistas va desde un camino ondulado, cubierto de polvo, bien definido y utilizado, hasta algo que apenas puedes discernir trepando a lo alto de una colina y mirando en la direcci\u00f3n general en que se supone que se encuentra dicha pista. <\/p>\n<\/blockquote>\n<\/blockquote>\n

\n 1977. Una mujer, cuatro dromedarios, una perra, el desierto, Australia. Y ocasionalmente, un fot\u00f3grafo del National Geographic, que ha entregado dinero a Robyn Davidson para echar a andar su proyecto de cruzar 2,700 kil\u00f3metros del desierto australiano acompa\u00f1ada c\u00ednicamente de sus dromedarios.<\/p>\n

"…eso modificar\u00eda de manera irrevocable todo el sentido de lo que me propon\u00eda hacer, que consist\u00eda en estar sola, ponerme a prueba, insistir, desatascar mi mente de los elementos que le eran ajenos, no para ser protegida, sino despojada de todos los soportes sociales, no para ser estorbada por cualquier interferencia exterior, fuese bien intencionada o no. No obstante, la decisi\u00f3n ya estaba tomada. El sentido com\u00fan hab\u00eda ganado la batalla. Por cuatro mil d\u00f3lares hab\u00eda vendido una buena parte de mi libertad y casi toda la integridad del viaje. ¡Qu\u00e9 disparate!" (p. 88)<\/p>\n

La idea del viaje surgi\u00f3 de alg\u00fan lugar, en alg\u00fan momento, pero "…yo quer\u00eda hacer el viaje por mi cuenta, sin interferencias ni ayuda del exterior: intentar un acto puro de independencia." (p. 78)<\/p>\n

Un viaje tan poco com\u00fan en un lugar donde los dromedarios apenas hab\u00edan sido exportados a mediados del siglo XIX, tiene una historia larga:<\/p>\n

"Es bueno largarse sin dinero y coger un tren dici\u00e9ndote que, en realidad, eres una persona bastante valiente y aventurera y que resolver\u00e1s competentemente las situaciones a medida que se presenten. Sin embargo, cuando realmente llegas a la otra punta y no hay nadie esper\u00e1ndote, ning\u00fan sitio al que ir y nada que te sustente, salvo una idea delirante en la que ni siquiera crees de verdad, de pronto parece mucho m\u00e1s atractivo estar en casa." (p. 11)<\/p>\n

El primer choque con la realidad la plante\u00f3 un afgano: "En cuanto vi a Sallay Mahomet, tuve la certeza de que sab\u00eda exactamente lo que hac\u00eda. Exudaba la confianza patizamba y del manejo de la soga de un hombre que lleva mucho tiempo acostumbrado al trato con animales." (p. 16-17) Sallay le pregunt\u00f3 sencillamente:<\/p>\n

"\u2014¿Qu\u00e9 sabe sobre dromedarios?… ¿Y qu\u00e9 sabe del desierto?" (p. 17)<\/p>\n

Ah\u00ed inici\u00f3 el aprendizaje, que durar\u00eda dos a\u00f1os: trabaj\u00f3 hasta hacerse lo m\u00e1s experta posible en el manejo y trato con los animales y aprendi\u00f3 del desierto:<\/p>\n

"…en el lecho del r\u00edo hab\u00eda huellas humanas recientes que ascend\u00edan en direcci\u00f3n contraria. Nos detuvimos en seco. Durante un fugaz instante, pens\u00e9 «¿qui\u00e9n demonios puede estar aqu\u00ed, en el coraz\u00f3n de la nada, caminando por el lecho de este r\u00edo en mediod\u00eda estival?» La comprensi\u00f3n de que se trataba de nuestras huellas, de que no s\u00f3lo hab\u00edamos llegado al sitio que l\u00f3gicamente y seg\u00fan los c\u00e1lculos deb\u00eda encontrarse a noventa grados a nuestra derecha, sino tambi\u00e9n que, de alg\u00fan modo, hab\u00edamos caminado en direcci\u00f3n contraria, fue como un golpe en la nuca. Me sent\u00e9… ¿Qu\u00e9 hab\u00eda ocurrido con los puntos cardinales?… Comprend\u00ed que antes hab\u00eda confiado en el rastreo o en que Diggity me llevara de regreso a casa, en lugar de aprender a hacer c\u00e1lculos mentales." (p. 77)<\/p>\n

Viajera en ciernes, tuvo que pasar por las diversas etapas del reci\u00e9n llegado al mundo de los viajeros:<\/p>\n

"…volv\u00ed a experimentar esa desagradable sensaci\u00f3n de que algo se deslizaba a mis espaldas y que significaba m\u00e1s cosas de las que yo pod\u00eda abarcar. ¿Por qu\u00e9 demonios todo el mundo se sent\u00eda tan afectado por este viaje, fuese adverso o no? Si me hubiese quedado en casa, estudiando de mala gana, trabajando en casas de juego o bebiendo en el Royal Exchange Pub y hablando de pol\u00edtica, les habr\u00eda resultado bastante aceptable." (p. 87)<\/p>\n

Pero hasta el fot\u00f3grafo que la acompa\u00f1ar\u00eda por partes en una camioneta se borrar\u00eda:<\/p>\n

"…todo se diluy\u00f3 cuando me volv\u00ed por \u00faltima vez mientras el viento de las primeras horas de la ma\u00f1ana brincaba y silbaba a mi alrededor. Me pregunt\u00e9 qu\u00e9 poderoso destino me hab\u00eda empujado hasta llegar a ese instante de locura genial. El \u00faltimo puente incendiado que me devolv\u00eda a mi viejo yo se derrumb\u00f3. Estaba sola." (p. 100)<\/p>\n

El verdadero aprendizaje comenzaba. Un viaje en el que quer\u00eda aprender s\u00f3lo de ella, sin ayuda externa, deb\u00eda tener varios choques y uno de ellos fue inmediato:<\/p>\n

"Tuve la mala suerte de que al tercer d\u00eda, cuando todav\u00eda yo era una cachorra, una novata en los vericuetos del monte y cuando a\u00fan cre\u00eda ciegamente que los mapas eran infalibles y sin duda alguna m\u00e1s fiables que el sentido com\u00fan, encontr\u00e9 un camino que no ten\u00eda que estar all\u00ed. Al mismo tiempo, el camino que yo quer\u00eda que estuviera all\u00ed no aparec\u00eda por ning\u00fan lado." (p. 109)<\/p>\n

Esto la llevar\u00eda a cuestionarse tanto su cordura como su capacidad de seguir adelante. Pronto descubrir\u00eda que "…ante la duda, obedece a tu olfato, conf\u00eda en tus instintos y no te bases en los mapas." (p. 110) ¿No confiar en los mapas?<\/p>\n

"Una siempre espera que los mapas sean correctos en su totalidad y casi siempre lo son. Pero son esas veces incluidas en el casi las que pueden provocarte un verdadero p\u00e1nico. Te hacen dudar incluso de tus propios sentidos. Te hacen pensar que, tal vez, la loma de arena en la que jurar\u00edas que estabas era un espejismo. Te hacen abrigar la idea de que has sufrido una insolaci\u00f3n. Te hacen tragar saliva una o dos veces y re\u00edr nerviosamente." (p. 104)<\/p>\n

Pronto tuvo su primer encuentro con los abor\u00edgenes australianos, de quienes hab\u00eda una concepci\u00f3n generalizada:<\/p>\n

"Hasta en la ciudad, donde era poco probable que el ciudadano corriente hubiese visto alguna vez un aborigen \u2014menos a\u00fan hablar con \u00e9l\u2014, ese mismo hombre pod\u00eda hablar largo y tendido y con extraordinario desd\u00e9n acerca de c\u00f3mo eran, de su pereza y su falta de inteligencia. Esto se deb\u00eda a la prensa… y a que, en la escuela, todos hab\u00edamos aprendido que no eran mucho mejores que monos especializados, carentes de cultura, gobierno y derecho a la existencia en un mundo blanco muy superior: n\u00f3madas sin destino, atrasados, primitivos y est\u00fapidos." (p. 14)<\/p>\n

Pero Robyn desechaba esa idea y quer\u00eda conocerlos a fondo gracias al viaje.<\/p>\n

"Hab\u00eda le\u00eddo muchas obras sobre los abor\u00edgenes, y \u00e9se era otro de los motivos por los que quer\u00eda recorrer el desierto: un modo directo de llegar a conocerlos." (p. 40) Ellos la llamaron "…la kungka rama-rama (mujer loca)…" (p. 113) pero fue aceptada por la comunidad:<\/p>\n

"El sonido parec\u00eda surgir del suelo. Pertenec\u00eda perfectamente al lugar; era un canto de unidad y reconocimiento, y las viejas brujas parec\u00edan prolongaciones de la tierra. Sent\u00ed grandes deseos de comprender. ¿Por qu\u00e9 esas mujeres sonrientes hac\u00edan esto por nosotras? Me fund\u00ed en un sentimiento de pertenencia. Me dejaban entrar en su mundo. Me invitaron a bailar… Las horas pasaron." (p. 135)<\/p>\n

Su salida no fue tan triunfante como la llegada, pues el fot\u00f3grafo de la NGM se hab\u00eda escabullido una noche y hab\u00eda fotografiado una ceremonia secreta a escondidas.<\/p>\n

"Sab\u00eda que, a pesar de que yo no ten\u00eda una c\u00e1mara fotogr\u00e1fica, no confiaban en m\u00ed. Me hab\u00eda enterado de lo que Rick hab\u00eda hecho a trav\u00e9s del enfurecido consejero de la comunidad; me sent\u00eda c\u00f3mplice de esa situaci\u00f3n y me costaba trabajo mirar de frente a los nativos. Tomar fotos de una ceremonia secreta era mucho peor de lo que ser\u00eda profanar una iglesia para el m\u00e1s fiel de los cristianos. Los abor\u00edgenes de esa zona divid\u00edan en dos categor\u00edas a los viajeros: turistas y personas. Comprend\u00ed que, para ellos, yo me hab\u00eda convertido en una turista." (p. 138)<\/p>\n

M\u00e1s adelante, enfrent\u00f3 por primera vez al desierto en vivo:<\/p>\n

"Entr\u00e9 en un tiempo, un espacio, una dimensi\u00f3n nuevos. Un milenio encajaba en un d\u00eda y las \u00e9pocas en cada paso. Los robles del desierto suspiraban y se inclinaban hacia m\u00ed, como si interpretaran cogerme. Las colinas de arena aparec\u00edan y desaparec\u00edan. Las colinas se elevaban y se perd\u00edan. Las nubes llegaban y part\u00edan, y siempre el camino, siempre el camino, siempre el camino, siempre el camino… aqu\u00ed el tiempo era distinto, se estiraba paso tras paso, y en cada paso cab\u00eda un siglo de pensamiento circular… Y al d\u00eda siguiente y al otro, el camino, las colinas de arena, el viento fr\u00edo volvieron a sorber mis sesos y no sucedi\u00f3 nada, salvo la caminata." (p. 141)<\/p>\n

"No hab\u00eda previsto la s\u00fabita aridez, la falta de alimentos… ¿Qu\u00e9 voy a hacer si no hay agua? Debo acabar con esto, debo acabar. S\u00f3lo seguir\u00e9 caminando. Un solo paso por vez, es lo \u00fanico que hace falta.<\/p>\n

"Y despu\u00e9s, a superar la \u00faltima colina de arena, sal\u00ed de las dunas. Me agach\u00e9, llorando sobre las piedras y palp\u00e9 su solidez con las manos. Trep\u00e9 firmemente por la escarpadura rocosa, alej\u00e1ndome de ese terrible mar de arena.<\/p>\n

"Me volv\u00ed para observar la inmensidad en la que hab\u00eda estado. El recuerdo ya se perd\u00eda… el tiempo, el doloroso tiempo pasado all\u00ed. Ya hab\u00eda olvidado la mayor parte de los d\u00edas. Se hab\u00edan disuelto en mi memoria, dejando s\u00f3lo unas pocas cumbres que pod\u00eda recordar. Estaba a salvo." (p. 143)<\/p>\n

Pero despu\u00e9s de las dunas, hall\u00f3 un milagro: uno de los abor\u00edgenes viaj\u00f3 con ella por semanas y le hizo aprender muchas cosas de ellos.<\/p>\n

"Ning\u00fan blanco puede penetrar plenamente en la realidad de los abor\u00edgenes; cuanto m\u00e1s aprende, m\u00e1s consciente es de esa enorme brecha de conocimientos y de comprensi\u00f3n." (p. 153) "El hecho de que Eddie me acompa\u00f1ara era m\u00e1gico en lo tocante al hecho de ser aceptada por los abor\u00edgenes. Todo el mundo le conoc\u00eda y le adoraba. Tambi\u00e9n me adoraron porque \u00e9l estaba conmigo y porque yo ten\u00eda dromedarios." (p. 165)<\/p>\n

Si bien las vivencias con Eddie fueron importantes para Robyn, ella deseaba quedarse sola para perseguir su objetivo principal:<\/p>\n

"Me encantaba estar con Eddie, pero el tramo siguiente, a partir de Warburton, ser\u00eda a trav\u00e9s del desierto totalmente salvaje y quer\u00eda hacerlo sola, poner a prueba esa confianza reci\u00e9n encontrada. Seiscientos cuarenta kil\u00f3metros de territorio con matas espinosas conocido como Desierto de Gibson, que, por lo que sab\u00eda, no conten\u00eda una sola gota de agua." (p. 171)<\/p>\n

El desierto la hizo crecer. Poco a poco, madurando de paso en paso porque "…ocurren cosas extra\u00f1as cuando cubres treinta kil\u00f3metros diarios,. D\u00eda tras d\u00eda y mes tras mes. Cosas de las que s\u00f3lo eres totalmente consciente cuando miras hacia atr\u00e1s." (p. 175) Lo que encontr\u00f3 fue a s\u00ed misma, tal como no quer\u00eda verse:<\/p>\n

"En el desierto y en unas circunstancias distintas, la persona interior en la cual yo hab\u00eda confiado anteriormente para la supervivencia se hab\u00eda convertido en el enemigo. Esta lucha interior casi me hab\u00eda hecho perder el equilibrio. Las facultades intelectuales y cr\u00edticas hicieron todo lo posible por mantener los l\u00edmites donde ya estaban trazados. Apelaron a la memoria. Se obsesionaron con el tiempo y las mediciones. Pero tuvieron que ocupar un segundo lugar, porque, lisa y llanamente, ya no eran necesarias. El inconsciente se torn\u00f3 mucho m\u00e1s activo e importante en la forma de sue\u00f1os, sensaciones. Experiment\u00e9 una creciente conciencia del car\u00e1cter de un determinado lugar… En el desierto, el yo se parece cada vez m\u00e1s al desierto. Tiene que se as\u00ed para sobrevivir." (p. 179)<\/p>\n

"…cuando caminas, duermes, te pones de pie, defecas, te revuelcas, eres cubierta y comes la tierra que te rodea, y cuando nadie te recuerda cu\u00e1les son las reglas de la sociedad y no hay nada que te mantenga unida a esa sociedad, es mejor que te prepares para algunos cambios sorprendentes." (p. 180)<\/p>\n

Y los cambios se produjeron a una profundidad extraordinaria:<\/p>\n

"…vi una cuenca que se extend\u00eda hasta el infinito de bruma azul pastel en cuyo interior flotaban y relumbraban colinas retorcidas y medialunas y unas dunas de color fuego que acariciaban sus pies; a lo lejos se divisaban algunas monta\u00f1as m\u00e1gicas de color violeta. ¿Alguna vez has o\u00eddo rugir y llamar a las monta\u00f1as? \u00c9stas lo hac\u00edan…<\/p>\n

"Aquella tarde, los dromedarios jugaron en el polvo blanco y levantaron bolas de tierra que el redondo y rojo sol poniente atrap\u00f3, revent\u00f3 y convirti\u00f3 en oro. Me ech\u00e9 sobre un colch\u00f3n de treinta cent\u00edmetros de hojas ca\u00eddas que dispers\u00f3 doradas lenguas de luz en mil direcciones. Las llamadas nocturnas y los suspiros de las hojas flotaron hasta m\u00ed con la brisa y a mi alrededor se alzaba una catedral de gigantescos y espectrales gomeros negros y plateados cuyas ramas acunaban al delgado trocito de luna de platino. Hab\u00eda encontrado el coraz\u00f3n del mundo." (p. 203)<\/p>\n

Pero todo esto, ¿era s\u00f3lo el placer f\u00edsico, el l\u00fadico, contemplativo? No, por supuesto, Robyn no se hab\u00eda interrogado nada en espec\u00edfico pero encontr\u00f3 respuesta a muchas preguntas importantes:<\/p>\n

"Hab\u00eda comprendido el significado de libertad y seguridad; la necesidad de hacer temblar los cimientos de la costumbre; que, para ser libre, uno necesita vigilar implacable y constantemente las propias debilidades. Esta vigilancia requiere una energ\u00eda moral que la mayor\u00eda de nosotros somos incapaces de forjar. Nos relajamos en los patrones del h\u00e1bito porque son seguros, nos atan y nos contienen a costa de la libertad. Salirse de los patrones y hacer caso omiso de los atractivos de la seguridad es una lucha imposible, pero una de las pocas cosas que vale la pena. Ser libre significa aprender, ponerte a prueba constantemente, arriesgar. No es seguro." (p. 204)<\/p>\n

Conforme avanzaba, la gente sab\u00eda de ella cada vez m\u00e1s sin que ella lo supiera. Una noche, un motorista la encontr\u00f3 en su campamento y dio la noticia sobre la "Dama de los Camellos", lo que provoc\u00f3 una desbordamiento de la prensa, o al menos de los periodistas deseosos de seguir recibiendo un sueldo.<\/p>\n

"El asunto publicitario era algo que no hab\u00eda previsto. Las avionetas que hab\u00eda visto revolotear todo el d\u00eda y que despertaron ligeramente mi curiosidad, me buscaban a m\u00ed… Hab\u00eda reparado en una especie de frenes\u00ed en los periodistas que mencionaron los art\u00edculos aparecidos hasta el momento. «Mundial», hab\u00edan dicho. Yo no pod\u00eda creerlo. Regresaron de prisa a sus casas y desempe\u00f1aron su papel en la gran y horrible farsa llamada «el p\u00fablico tiene derecho a estar informado»." (p. 216)<\/p>\n

Con astucias y ayuda de la gente del lugar, fue escabull\u00e9ndose de los medios de comunicaci\u00f3n hasta que lleg\u00f3 el final, frente al mar:<\/p>\n

"…recorr\u00ed los \u00faltimos kil\u00f3metros llena de temores. No quer\u00eda que el viaje terminara… Me gustaba viajar as\u00ed. Disfrutaba. Incluso lo hac\u00eda relativamente bien… En ese momento divis\u00e9 el sol de la tarde destellando sobre el oc\u00e9ano \u00cdndico, detr\u00e1s de la \u00faltima duna. Los dromedarios lo ol\u00edan y estaban endiabladamente sobresaltados. Ah\u00ed estaba yo, al final del viaje." (p. 231)<\/p>\n

Aunque llevaba a sus dromedarios, era una mujer que hab\u00eda atravesado la mitad de Australia a pie y se maravillaba de que la gente la viera al final de una manera muy distinta que cuando comenz\u00f3:<\/p>\n

"\u2014Sabr\u00e1 que no tiene ninguna posibilidad. Puesto que all\u00ed han muerto incluso hombres, ¿por qu\u00e9 habr\u00eda de confiar usted en que los habitantes de la estaci\u00f3n y nosotros \u00edbamos a rescatarla?" (la polic\u00eda dirigi\u00e9ndose a Robyn, p. 66)<\/p>\n

Pero su aprendizaje fue otro:<\/p>\n

"Cuando ahora recuerdo el viaje, cuando intento deslindar la realidad de la fantas\u00eda, recordar c\u00f3mo me sent\u00ed en un determinado momento o durante un incidente concreto, cuando intento revivir esos recuerdos que han estado enterrados y distorsionados tan implacablemente, de la confusi\u00f3n s\u00f3lo surge un hecho claro: el viaje fue sencillo. No result\u00f3 m\u00e1s peligroso que atravesar la calle, ir en coche a la playa o comer cacahuetes. Las dos cosas m\u00e1s importantes que aprend\u00ed consisten en que eres tan poderosa y fuerte como te permites serlo y en que la parte m\u00e1s dif\u00edcil de todo empe\u00f1o reside en dar el primer paso, en tomar la primera decisi\u00f3n." (p. 234-235)<\/p>\n

Si bien el desierto o Australia pueden no ser los objetivos de la mayor\u00eda de los lectores y por lo tanto que el libro que no llame la atenci\u00f3n, hay en \u00e9l un c\u00famulo de experiencias notables que en pocos libros se encuentran. Pistas<\/i> fue ganador en 1980 del Premio al libro de viajes Thomas Cook.<\/p>\n<\/div>\n

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\n El desierto australiano, una chica y una idea: cruzarlo sola. Es 1977 en un país en el que la discriminación sexual es muy elevada y Robyn Davidson se enfrenta a lo que todo aventurero que inicia: la suspicacia de la gente que la rodea. Dos años después, luego de haber aprendido todo lo que se refiere al trato de dromedarios, Robyn parte solamente con “tres camellos y medio” (uno era un recién nacido) y su perra. La aventura, sin embargo, no es precisamente lo que planeó, sino algo más fuerte: un descubrimiento interior. Convencida de sus propias ideas, va descubriendo a los “aborígenes” australianos, de quienes aprende mucho.<\/p>\n<\/td>\n

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