{"id":11532,"date":"2003-05-01T00:00:00","date_gmt":"2003-05-01T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11532"},"modified":"2003-05-02T00:00:00","modified_gmt":"2003-05-02T00:00:00","slug":"nacimiento_en_el_valle_de_yosemite","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2003\/nacimiento_en_el_valle_de_yosemite\/","title":{"rendered":"NACIMIENTO EN EL VALLE DE YOSEMITE"},"content":{"rendered":"
SENTIMIENTOS<\/b>
Miércoles 23 de Abril, 2003<\/i>
Con el tiempo he comenzado a tener mas compañeros con los que puedo salir a escalar. Cuando recién comenzaba nadie quería escalar conmigo. No los culpo. Realmente la vida de uno depende de la habilidad y buen juicio del compañero; era obvio que me faltaba experiencia. Me sentí un poco �apartado del grupo� con mi inexperiencia, mi inglés imperfecto y la inseguridad propia del novato. Sin embargo seguí adelante.
Ahorrando pagué por un par de seminarios donde conocí algunos de los compañeros con los que ahora escalo, leí una docena de libros, ponía atención, practicaba movimientos que veía de los mejores escaladores… poco a poco comencé a crear la imagen de un escalador sólido en mi mente.
Después de interactuar más constantemente con compañeros de escalda, decidí buscar más experiencia en un club de escalda; un club muy activo en el �rea de la Bahía, el Cragmont Climbing Club, que tiene gran historia y, sobre todo, experiencia y gente positiva con quien compartir aventuras. Durante los últimos meses me he reunido con integrantes de dicho grupo aprendiendo invaluables técnicas y conocimiento de escaladores con mas de dos décadas de experiencia.
Ahora me siento parte del �grupo� tengo que planear mejor mis salidas con invitaciones que tengo de varios compañeros. Después de nueve meses de entrenar y absorber un poco del mundo de la escalda me siento participe del mundo de aventura y vida que reina en las montañas, en los ríos, en las cavernas, en la nieve y en cada aliento del alma que me ayuda a apreciar de manera mas profunda el invaluable regalo de la vida.
DÃ?AS PREVIOS<\/b>
Se llegó el día marcado en mi calendario del Club; el primer viaje de la temporada al majestuoso Valle de Yosemite. Los viajes de este tipo son exclusivos para los miembros y sus invitados. Soy un �aspirante� a miembro del club; lo que significa que debo seguir participando y aprendiendo antes de ser aceptado como miembro.
Este viaje era el primero en el que quizá algún miembro me podría invitar, estaba ansioso de ir.
El pasado lunes, Dan Zimmerman, uno de los miembros mas longevos y coordinador de este viaje, envió un e-mail para informar acerca de la cercanía de la fecha del viaje, pidiendo a los no-miembros que desearan asistir al viaje mandaran un mensaje al correo del grupo para presentarse y con suerte ser invitado por algún miembro. Así lo hice: mande un mensaje expresando mi deseo de asistir al viaje, dando de manera breve información personal y experiencia así como equipo con el contaba para escalar.
Pasó un día y nadie me contactó. Pasó otro y comencé a hacer planes para escalar con algún amigo por aquí cerca. Pero hoy fui contactado por Tim Laidman (presidente del club) y por George Ridgley (el más veterano del club y no quiero decir el mas viejo, sino el que más años ha pertenecido al club), ¡qué gusto y que honor! Me cuesta trabajo concentrarme en la oficina, estoy muy emocionado, ya siento el granito en mis manos y el olor de montaña que llenaran mis pulmones… ¡Yosemite, nos vemos muy pronto!
VIERNES 25 DE ABRIL, 2003<\/b>
Se me hizo un poco tarde. Por un motivo u otro no podía salir a tiempo de la oficina; finalmente me escapé y corrí para alcanzar mi tren. Llegué deprisa a la casa me di un baño de 5 minutos, empaqué los últimos esenciales y me despedí de mi mujercita.
Tenía que encontrarme con Tim Laidman en el aeropuerto municipal de Livermore, ahí estacionaria mi carro y nos iríamos en el suyo al parque. La cita era a las 6:30 PM. Llegué 15 minutos tarde porque el trafico estaba muy lento. Tim no estaba en el lugar pactado, así que lo esperé y antes de las 7 PM llegó y de volada subimos mis triques y nos encaminamos al Parque Nacional de Yosemite.
El clima no era muy alentador, hubo lloviznas en casi todo el camino, pero teníamos la esperanza de que acercándonos al parque las condiciones climatológicas cambiarían favorablemente… Jajajaja, ¡qué ilusos!
El camino se hizo largo. Nos conocimos y platicamos de manera muy amena y confortable. Ya en las inmediaciones del parque comenzó a llover muy tupido por partes, con agua-nieve y mucha neblina. Entramos al parque y encontramos nieve, mucha lluvia y una neblina muy, muy densa… la esperanza estaba perdida. Llegamos al campamento casi a la medianoche y para nuestro asombro sólo lloviznaba aunque todo estaba mojado.
De volada tendimos mi tienda y preparé mis chivas para dormir, Tim por el contrario no dormiría en mi tienda; él dormiría a �la luz de las estrellas� según él. Le llovió casi toda la noche, aunque con el saco de dormir que traía no le causó la mayor incomodidad. Comimos un poco antes de dormir ya que la temperatura bajaría a los cero grados durante la madrugada.
No puede conciliar el sueño pesado que deseaba. Mi emoción e ilusión por escalar al siguiente día se veía sombreada o será… empapada por las lluvias. Todos nuestros planes estaban en duda.
SÃ?BADO 26 DE ABRIL, 2003<\/b>
La mañana estaba fría, tenia que usar guantes y sombrero de lana para tratar de calentarme. El día se veía bastante claro lo que removió en todos nosotros el apetito por la escalada.
Desayunamos algo ligero. Dan Zimmermann vino a visitarnos y se ofreció a escalar con nosotros. Se decidió escalar una ruta llamada �The Grack, Center Route�. Es una excelente ruta de poca dificultad como de 180 metros de altura dividida en tres segmentos; la ruta se encuentra en la parte llamada �Glacier Point� que es famosa por el continuo desprendimiento de roca, en ocasiones en forma de avalancha o como enormes bloques de granito que se desprenden de la pared rocosa. Así ha habido algunas fatalidades. Sin embargo, las probabilidades de perecer en esta área son muy bajas; hay desprendimientos pequeños continuos pero las avalanchas o desprendimientos mayores son espaciados en ciclos de alrededor de diez años.
Después de preparar el equipo y un pequeño refrigerio emprendimos la caminata. Cruzamos el campamento, un riachuelo y nos comenzamos a internar en el bosque, mi espíritu se encontraba relajado y hambriento de la energía divina que reina en el aire montaña. Avanzamos rápido y pronto el terreno se presentaba mas inclinado, tuvimos que encontrar nuestro camino a través de innumerables árboles caídos y rocas de tamaño mediano. Realmente creo que si no hubiera sido guiado por el par de expertos con los que iba, me hubiera costado encontrar el camino adecuado. Finalmente llegamos al pie de la formación… ¡Ay güey! Se veía un tanto impresionante. No se trataba de una pared vertical pero el ángulo se incrementaba hasta unos 60 ó 70 grados por lo que desde su base se veía casi vertical.<\/div>\n

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Al llegar al pie de la ruta, Dan me pregunta Â?Ya haz punteado?Â? (Se refería a ir de Â?líderÂ?), se me hizo un hoyote en las entrañas y le contesté con dificultad, Â?No, realmente.Â? Y me dijo Â?Pues ahora es cuando…Â?
El hoyote que se me había hecho se convirtió en un cráter descomunal. Yo creo que a pesar de mis gafas obscuras me vio inseguridad en los ojos y me preguntó cómo me sentía y si creía que estaba listo… me eché un gran trago de saliva y le dije Â?Me siento bienÂ?.
Yo creo que notaron que me habían dado una gran sorpresa así que fui instruido en liderar el primer tramo. Este tramo realmente no cuenta como parte de la ruta, es una parte más del acercamiento, la dificultad técnica es muy baja y regularmente muchos escaladores no usan cuerda o protección alguna. Sin embargo sí es recomendable usar protección. Es una muy buena práctica y es doblemente seguro.
Mi tarea era escalar poniendo la mayor cantidad de protecciones, llegar al inicio de la ruta y armar un Â?anclajeÂ? para comenzar la verdadera ruta. Pues ¡órale, a darle señor! Me sentía como torero. Dan y Tim me preparaban colgándome las protecciones que podría usar, me daban consejos… ¡Sentía como que me estaban poniendo el traje de luces de torero y me echaban la bendición!
Se me vino una ola enorme de sentimientos y conocimientos vividos durante cada experiencia pasada en la roca, en el gimnasio, en la montaña, en las docenas de libros leídos; me acompañaban las fotos de los grandes y principalmente me acompañaba el amor de mi familia y mis amigos.
Me até la cuerda, le eché una ultima mirada a Â?mi rutaÂ? desde la base y comencé a escalar y a poner protecciones. Trataba de ponerlas como en el libro de texto, enfocaba, probaba las fisuras de la roca, trataba de relajarme y poner atención a cada detalle. Dentro de mí sabía que se trataba de una pequeña prueba frente a dos grandes del Club; sabía que era evaluado pero no me sentía estresado, sabia que era necesario y me sentía seguro de lo que había aprendido en estos últimos nueve meses. ¡Que coincidencia! Era tiempo de que naciera un nuevo líder, había llegado el momento de las contracciones… y el dolor.
Llegué sin contratiempos al lugar establecido, armé un anclaje multidireccional (no importa en qué ángulo se aplique la fuerza, siempre se está protegido por lo menos por una pieza). Nos gritamos los comandos establecidos y Dan comenzó a subir quitando las protecciones que yo había puesto. En cada una que retiraba �chuleaba� mi trabajo. En mi mente me repetía que no era verdad y que tenía que esforzarme más, ya que había muchas experiencias que vivir aún. Llegó adonde me encontraba y evaluó mi anclaje. Me dijo: �Lo único que yo hubiera hecho diferente es que cuando pongas la primera pieza de protección del anclaje (un anclaje tiene cuando menos 2 piezas) protégete con esa pieza en lo que terminas de armar el anclaje�.
Dan tenia razón. No lo olvidaría.
Tim nos alcanzó rápidamente e intercambiamos equipo. Tim lideró el primer tramo, sin problemas, Dan lo siguió retirando las protecciones y, por último, desarmé el anclaje y los seguí. Nos reunimos en el segundo anclaje y esta vez Dan punteó un tramo extralargo de casi 60 metros, yo lo seguí removiendo la protección y al final venía Tim. El último tramo lo punteó Tim, las grietas en este tramo son sólo para dedos y en ocasiones ni para eso; es difícil poner una protección adecuada; hay que tener experiencia para encontrar el lugar adecuado. Dan siguió de segundo y yo seguí al final; de ahí hicimos tres rapeles con dos cuerdas de 60 metros. Habíamos terminamos la ruta.
Estábamos algo cansados. Dan se fue pues quería darse una vuelta en bicicleta. Tim y yo nos quedamos a comer algo en la base de la ruta. El viento comenzaba a hacerse presente y el sol ya no calentaba en ese lado del valle. Caminamos hacia otra ruta más fácil; tuvimos que cruzar riachuelos y partes con nieve y hielo. Al llegar a la siguiente ruta, ya estábamos cansados, hacia frío y Dan se había llevado la otra cuerda, así que decidimos retirarnos.
Al llegar al campamento comimos algo, organizamos el equipo para el día siguiente y nos fuimos a buscar a Dan y los demás del Club. Sólo encontramos a Dan, comimos algo mas y nos echamos una cervecita. Hicimos tiempo para esperar a los demás pero nadie llegó así que nos fuimos a la Villa. Comimos una pizza y fuimos a una galería de arte. Al regresar al campamento ya la mayoría había llegado, nos reunimos a platicar alrededor de una fogata y enlazamos sentimientos de amistad y camaradería, en ocasiones todos nos tornábamos mudos, absortos en nuestros propios pensamientos y sueños, deleitándonos de un día más de experiencia y convivencia con un microcosmos entre la montaña y el hombre.
DOMINGO 27 DE ABRIL 2003<\/b>
Nos preparamos para regresar al campamento hasta después de escalar. Habíamos acordado escalar con Mike Palmer y George Ridgley en una formación cercana a la entrada norte del parque sobre la carretera 120 llamada �Knob Hill� escalaríamos sólo el primer tramo de una ruta moderada llamada �Pot Belly�. El siguiente tramo era muy sucio y nada bueno así que no lo haríamos.
Después de una corta pero escarpada subida llegamos a la base de la ruta, húmeda en algunas partes. Yo escalaría con Mike y George con Tim serían la otra pareja. De pronto me dice el Mike �pues órale, ¡échatela!�. No se veía muy difícil así que le dije �OK� y me preparé. Como Mike me saca unas pulgadas de altura, puso una pequeña protección como precaución. Era una pared con una grieta muy angosta no me cabían mas que las uñas de los dedos, el ángulo de la pared era muy empinado y era pura fricción por los primeros tres metros más o menos y después se cortaba con una grieta inclinada muy ancha como de 25 o 30 cm; después salía una grieta vertical muy estrecha sólo para los dedos por el resto del tramo de la ruta.
Primer intento… nada. Segundo intento… un poco más arriba pero me caí. La primer protección que Mike puso no sirvió para ni madres así que tenia que escalar hasta donde comenzaba la grieta para los dedos para poner una. Tercer intento… paÂ? bajo. Cuarto intento… rezando… No me caí… Clavé las uñas no sé dónde… Subí un poco más… y un poco más… hasta que alcancé la grieta grande. No me dio mucho apoyo pero sí el suficiente para no caer.
Ya estaba a una altura done si me caía me iba a dar un señor madrazo. Me estaba sudando todito. No sé con qué artes ni de qué me agarré pero llegué adonde se ponía más decente la ruta y sólo escuché unos gritos de mis Â?compasÂ?. No sé si de alivio o de qué pero me alentaron mucho. Traté de hacer un Â?knee-barÂ? (arte de atascar la pierna de la rodilla al pie en una grieta o formación protuberante para descansar), pero la legendaria Â?temblorinaÂ? se comenzaba a hacer presente. Hijo de la…
Mis Â?compasÂ? me gritaban Â?¡Métele la que sea!!Â? (Refiriéndose a cualquier pieza grande de protección). Se notaba ansiedad. Saqué un Camalot como del 3.5 y lo clavé donde se partía la roca y comenzaba la grieta vertical. Casi pude sentir la algarabía de mis compañeros. Pero dentro de mí sabía que esto apenas comenzaba y sólo decía dentro de mí… Â?No te caigas güey… no te caigas…Â? Puse otra pieza de protección para reforzar y seguí escalando, ahora en la grieta vertical. Casi quería poner protección cada medio metro. Me trataba de relajar y concentrar. Seguía avanzando.
Noté que George había subido adonde yo llegaría. Me alentaba con su mirada y su sonrisa franca. Me sentía cansado… Seguí escalando y la grieta me lastimaba los dedos pero ya no me dolía… Había superado a la Â?temblorinaÂ? y me sentí tan cansado que sentí un calor inmenso recorriendo los músculos de mis brazos y pantorrillas como una oleada de corriente o energía… Sudaba profusamente y todo el universo se redujo a esa grieta y yo, no escuchaba nada, no sentía nada…
De pronto me desprendí de la roca. Sentí que mis ojos se desorbitaban al ver la última pieza de protección que había puesto y sólo pude emitir un sonido como de �fuck!� La ultima pieza, un pequeño �hex�, me detuvo inmediatamente y me sentí mas confiado de la protección que había puesto. Descansé un minuto y seguí escalando. Tenia una sensación de cansancio muy extraña: sentí dolor de nuevo. Las contracciones habían regresado, hubo mucho dolor pero después de estos nueve meses había nacido un nuevo escalador, me gradué como líder. Terminé sin mayores problemas. George en la cima se aseguró de que yo estaba bien, me dio un consejo acerca de los mosquetones y se bajó. Jalé el resto de la cuerda y Mike subió sin problemas.
Al bajar tomé un poco de agua y platicaba con Mike. Tim y George se preparaban para subir la misma ruta. Después de muchos intentos, Tim y George no habían podido comenzar la ruta que yo había subido pero encontraron otra manera más fácil de llegar a la grieta vertical y la acabaron sin contratiempos. Tim se voló un gran pedazo de la suela de su zapato tratando de hacer esa primera parte. Después Mike me confeso que de no haber sido por los jalones que le daba desde arriba con la cuerda no hubiera podido subir. Con razón se me hacia que lo estaba cargando. Todavía no lo creo ni sé cómo lo hice.
Tim y George no escalaron más, pero Mike y yo nos aventamos un tramo de la ruta llamada �Sloth Wall� en la misma formación, esta vez Mike punteo. Terminamos la ruta sin problema alguno, una ruta bastante mas fácil aunque según la guía del mismo grado.
Al regreso a casa nos detuvimos en un restaurante de comida mexicana. Me eché una merecida �Negra Modelo� y disfrutamos de la atmósfera de complicidad y amistad que nos había unido desde ese momento. No hubo fotos, ni video ni más testigos, sólo las imágenes grabadas en cada uno de nuestras memorias para hacer constatar que la vida es una maravillosa aventura.<\/div>\n

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Con el tiempo he comenzado a tener mas compañeros con los que puedo salir a escalar. Cuando recién comenzaba nadie quería escalar conmigo. No los culpo. Realmente la vida de uno depende de la habilidad y buen juicio del compañero; era obvio que me faltaba experiencia.<\/div>\n

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