{"id":11489,"date":"2001-11-15T00:00:00","date_gmt":"2001-11-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11489"},"modified":"2012-11-20T16:56:54","modified_gmt":"2012-11-20T22:56:54","slug":"el_olor_de_la_altitud","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2001\/el_olor_de_la_altitud\/","title":{"rendered":"El olor de la altitud"},"content":{"rendered":"
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Sylvain Jouty. El olor de la altitud<\/i>. Ediciones Desnivel, Madrid, 2001. 252 p\u00e1ginas. ISBN: 84-89969-96-5<\/p>\n

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S\u00ed, todo es cuesti\u00f3n de palabras, pues el hombre no habita la Tierra: habita el lenguaje.<\/i><\/p>\n<\/blockquote>\n<\/blockquote>\n

El Sertog es una monta\u00f1a creada por Sylvain Jouty para servir de escenario para que tres personajes, en tres \u00e9pocas diferentes (el siglo XVII, en 1913 y en nuestra \u00e9poca) enfrenten al lector a concepciones diferentes de lo que es ascender una monta\u00f1a. Imaginaria, el lugar m\u00e1s adecuado era colocarla en el Tibet, lejos de las amplias zonas de exploraci\u00f3n que los ingleses manten\u00edan en la gran cordillera del Himalaya. ¿C\u00f3mo enfrentar a unos misioneros jesuitas de 1644, a una expedici\u00f3n internacional para conquistar la que entonces se cre\u00eda la monta\u00f1a m\u00e1s alta del mundo (superior a los nueve mil metros) y a un alpinista de renombre mundial cuya carrera le permite costear por medio de sus patrocinadores una expedici\u00f3n en solitario para alcanzar la cumbre m\u00e1s alta no escalada hasta entonces? Porque para entonces el Sertog ha bajado muchos metros de altitud.<\/p>\n

La novela es en realidad una variedad de relatos que se van uniendo: el relato de la expedici\u00f3n internacional de 1913 hecho por Merchand, franc\u00e9s, el manuscrito del jesuita de 1644 cuya ficha biogr\u00e1fica no se encuentra, asombrosamente, en ning\u00fan documento de la Orden, y los pensamientos en primera y tercera persona del ascenso de Hugo Dellaporta, famoso porque “si \u00e9l es el mejor de los alpinistas vivo, es porque sabe tener miedo, y que no tiene miedo de ese miedo.” (p. 38)<\/p>\n

Lo encantador y verdaderamente asombroso es que el autor se dedic\u00f3 a pulir a un grado extremo el lenguaje de cada relato seg\u00fan su \u00e9poca, pero en donde se nota m\u00e1s esmero es en la relaci\u00f3n del jesuita, dif\u00edcil de leer si no se est\u00e1 acostumbrado a leer documentos antiguos, con expresiones y giros pr\u00e1cticamente exactos. El de 1913 es un relato algo similar al de las grandes expediciones de esos a\u00f1os, aunque salta mucho a las narraciones de los a\u00f1os 70’s por la introspecci\u00f3n del narrador. Finalmente las reflexiones de Hugo son aterradoramente introspectivas y uno divaga continuamente en su lectura.<\/p>\n

Hay algo que es importante aclarar: el lector que realmente sea monta\u00f1ista y haya le\u00eddo un poco, encontrar\u00e1 que los personajes no tienen la fuerza que debieran. Hugo Dellaporta asciende a una monta\u00f1a menor que el Everest en estilo alpino haciendo campamentos intermedios. Las personalidades de Merchant y Dellaporta se confunden, quiz\u00e1 porque el autor no termin\u00f3 de concebir el alpinismo extremo y hace que ambos sean del estilo de Bonatti. Mala comparaci\u00f3n.<\/p>\n

El desenlace de la novela es realmente inesperado, lo que hace del libro un buen libro, pese a sus grandes defectos y a la enorme cantidad de informaci\u00f3n que se vierte donde parece que el autor se qued\u00f3 sin nada que decir. Algo de lo que todav\u00eda no puede desligarse la literatura de monta\u00f1a es de los accidentes y de los muertos para llamar la atenci\u00f3n y esta novela tampoco lo logra. De hecho, su principal argumento est\u00e1 alrededor de ellos.<\/p>\n

La idea es buena, pero el resultado deja que desear, pese a la gran habilidad en la narrativa. Por ejemplo: se habla de una expedici\u00f3n internacional en 1913, justo cuando los \u00e1nimos internacionales estaban precisamente para ensalzar las nacionalidades. Tiene tambi\u00e9n sus grandes aspectos que hay que revisar continuamente porque son actuales y de ellos el m\u00e1s importante es la perorata que Merchant, el \u00fanico sobreviviente de 1913, le da a Hugo Dellaporta sobre vender su nombre y dejar que sean las compa\u00f1\u00edas las que hagan el negocio con el alpinismo.<\/p>\n

“Hoy d\u00eda los Nombres se baten, el Nombre Dellaporta trata de batir al Nombre Bonatti, si me permite usted el ejemplo, ¡y usted, pobre idiota, usted cree ser un h\u00e9roe!” (p. 45)<\/p>\n

Lo anterior es s\u00f3lo un fragmento de esa perorata que valdr\u00eda la pena leer, por la cantidad de informaci\u00f3n que tiene y que s\u00f3lo mide dos p\u00e1ginas del libro. Y hablando de informaci\u00f3n, el final de la novela tiene algo especial: las narraciones se suceden de una manera no muy clara al lector, pero si fuesen vistas en im\u00e1genes de pel\u00edcula, tendr\u00edan un sentido total para la novela completa.<\/p>\n<\/div>\n

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\n Una montaña imaginaria sirve para que tres maneras de ver la montaña se encuentren. En un texto muy bien elaborado por la técnica, se desarrollan tres personajes, tres épocas y tres formas de apreciar la montaña. Un libro que se sale del convencionalismo de la literatura de montaña que hasta ahora se había dado, es de lectura algo pesada, pero el resultado vale la pena.<\/p>\n<\/td>\n

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