{"id":11248,"date":"2000-10-15T00:00:00","date_gmt":"2000-10-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11248"},"modified":"2012-11-17T18:41:19","modified_gmt":"2012-11-18T00:41:19","slug":"ideario_48","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/2000\/ideario_48\/","title":{"rendered":"Ideario 48"},"content":{"rendered":"
Desde que alcanc\u00e9 la cumbre del monte Everest… los medios me han catalogado como un h\u00e9roe, pero yo siempre me he reconocido a m\u00ed mismo como una persona de modestas capacidades. Mis logros son el resultado de una buena dosis de imaginaci\u00f3n y mucha energ\u00eda.<\/p>\n
Edmund Hillary<\/p>\n
Cuando se inicia una escalada dif\u00edcil, sobre todo si es en solitario, sientes constantemente la llamada del abismo a tus espaldas. Resistirla requiere un tremendo esfuerzo consciente, no te atreves a bajar la guardia ni un solo instante. El canto de sirena del vac\u00edo te crispa, convierte tus movimientos en torpes, vacilantes, espasm\u00f3dicos. No obstante, a medida que la ascensi\u00f3n contin\u00faa, te acostumbras al riesgo, a contemplar de cerca la muerte, y llegas a creer en la fiabilidad de tus manos, tus pies y tu cabeza. Aprendes a confiar en tu propio autocontrol.<\/p>\n
Jon Krakauer<\/p>\n
Creo que nunca podr\u00e9 echar ra\u00edces. A estas alturas he buceado tanto en las profundidades de la vida, que preferir\u00eda cualquier cosa antes que tener que conformarme con una existencia sin emociones.<\/p>\n
Everett Ruess<\/p>\n<\/div>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"