{"id":11229,"date":"1999-12-15T00:00:00","date_gmt":"1999-12-15T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11229"},"modified":"2012-10-26T12:43:40","modified_gmt":"2012-10-26T18:43:40","slug":"ideario_29","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/1999\/ideario_29\/","title":{"rendered":"Ideario 29"},"content":{"rendered":"
…toda aventura monta\u00f1era deja, m\u00e1s que un recuerdo "un haz de recuerdos", un sentimiento diferente a cualquier otro, que la impregna por completo. Es un canto profundo que nos trae el silencio.<\/p>\n
-F\u00edjense -nos hab\u00eda dicho nuestro gu\u00eda-. Aqu\u00ed, no debiera ser posible sostenerse. Y sin embargo, nos sostenemos.<\/p>\n
Era cierto. Pase\u00e1bamos f\u00e1cilmente por aquel muro, gracias a unos salientes min\u00fasculos suspendidos sobre un vac\u00edo inmenso. El secreto era simple: bastaba tener confianza, tanto en la monta\u00f1a como en nosotros mismos.<\/p>\n
Georges Sonnier.
\nLa Monta\u00f1a y el Hombre.<\/i><\/p>\n<\/div>\n