{"id":11185,"date":"1999-06-10T00:00:00","date_gmt":"1999-06-10T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11185"},"modified":"2012-02-24T01:31:19","modified_gmt":"2012-02-24T07:31:19","slug":"el_gran_trono_blanco","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/1999\/el_gran_trono_blanco\/","title":{"rendered":"El Gran Trono Blanco"},"content":{"rendered":"
\n

Sol, sol, sol.<\/p>\n

¿Cu\u00e1ntas maneras hay de ver el sol? Seguramente muchas: un atardecer, un amanecer, en un invierno, desde el Polo Norte, sobre una monta\u00f1a…<\/p>\n

Pero el sol no es ahora un ente imaginario que esperamos \u2014deseamos\u2014 ver para que nos proporcione calor. A esta hora de este d\u00eda de este mes del a\u00f1o y en este lugar, el sol parece un enemigo: cae implacablemente sobre todo. Es real. Es mediod\u00eda. Adem\u00e1s, la gran reflexi\u00f3n que produce la roca parece aumentarlo. Es el albedo.<\/p>\n

\u2014\u00a1Suelta el costal!<\/p>\n

Lo hago.<\/p>\n

Hab\u00eda estado antes en un desierto y hab\u00eda sentido la intensidad del sol cayendo sobre los hombros y todo el cuerpo y la necesidad de esconderse en cualquier sombra, no importaba lo rid\u00edcula que pareciera. Hab\u00eda estado en el \u2014Pecho\u2014 de la Iztacc\u00edhuatl con s\u00f3lo una playera ligera y un pantal\u00f3n corto porque el calor de la alta monta\u00f1a era intenso, quemante. Tambi\u00e9n hab\u00eda atravesado una selva y apreciado su intenso calor h\u00famedo.<\/p>\n

Pero jam\u00e1s hab\u00eda estado escalando una pared de 550 metros de altura… con un desierto abajo. Estaba la pared noreste de la Encantada, claro, pero ah\u00ed era diferente. Era apenas hace unos meses. Hoy es octubre. El com\u00fan denominador aqu\u00ed es el sol.<\/p>\n

Y sol es igual a calor<\/p>\n

Y calor a sed.<\/p>\n

En el costal de gran pared traemos trece litros de agua. La tuvimos que filtrar y a\u00fan as\u00ed tuvimos que adquirir bastante valor antes de decidirnos a tomarla, pues es todo un cultivo en miniatura: protozoarios enormes que podemos ver a simple vista, algas que le dan un ligero color parduzco y hasta \u00e1caros que no pudimos eliminar durante la filtraci\u00f3n y que esperamos que no sean par\u00e1sitos. La ca\u00f1ada, seca, no ofrec\u00eda m\u00e1s. La tom\u00e1bamos o la dej\u00e1bamos. Pero el valor, el miedo o cualquier otro sentimiento, quedan relegados a un segundo plano cuando se tiene sed en el desierto.<\/p>\n

Y la tomamos.<\/p>\n

¿Qu\u00e9 hacemos aqu\u00ed? \u2014Realizar la primera ascensi\u00f3n de mexicanos al Gran Trono Blanco\u2014, hab\u00edamos decidido despu\u00e9s de haber sido los primeros mexicanos que escalaban la ruta Salath\u00e9 Wall, en el Capit\u00e1n, dentro del Valle de Yosemite: \u2014la ruta m\u00e1s bonita del mundo, en el monolito m\u00e1s grande del mundo\u2014, al parecer de los mejores escaladores actuales.<\/p>\n

Pero no es eso \u00fanicamente lo que nos mueve a ascender metros y metros por la vertical y blanca pared de granito. Tenemos, adem\u00e1s, que \u2014sacarnos la espina\u2014. Un a\u00f1o y medio ha pasado desde que nosotros, el Grupo de Monta\u00f1ismo y Exploraci\u00f3n de la Universidad Nacional Aut\u00f3noma de M\u00e9xico, fracasamos en esta pared debido al mal tiempo: treinta horas de lluvia continua que se hab\u00eda desatado despu\u00e9s de un hermoso d\u00eda: un cambio sorprendente. Por algo los escaladores estadunidenses llaman a esta zona de Baja California la \u2014Patagonia de los Pobres\u2014.<\/p>\n

La pared<\/b><\/p>\n

Despu\u00e9s que Eduardo Mosqueda ha concluido de subir el tramo, recupera el costal mientras yo coloco mis jumares en el cable ya fijo y asciendo para quitar todos los anclajes que ha puesto. Es t\u00e9cnica de Gran Pared.<\/p>\n

Estamos sobre el s\u00e9ptimo largo de cuerda y lo \u00fanico que tenemos en mente son dos cosas: subir es la primera; que el sol se oculte es la segunda. Uno ve esto de manera tan diferente desde all\u00e1 abajo que no es posible equiparar los planes con la realidad.<\/p>\n

Nosotros desconoc\u00edamos esa realidad.<\/p>\n

No esper\u00e1bamos que la ca\u00f1ada estuviera tan seca, pero de todos modos llevaba un poco de agua. Tampoco pensamos en la traves\u00eda en ese terreno lleno de piedras sueltas y cact\u00e1ceas con las que nos espinamos varias veces. Terreno dif\u00edcil pero diferente al que hab\u00edamos recorrido la vez anterior.<\/p>\n

Sobre lo que ten\u00edamos una certeza completa era acerca de la sed que \u00edbamos a pasar. Ya la hab\u00edamos experimentado en el Capit\u00e1n, pero eso no nos pasar\u00eda ahora. Definitivamente.<\/p>\n

As\u00ed, cargamos adem\u00e1s de los trece litros de agua, que eran nuestro mayor tesoro, comida ligera que no fuera excesivamente seca. La experiencia del Capit\u00e1n nos ense\u00f1\u00f3 que es pr\u00e1cticamente imposible tragar \u2014que no comer\u2014 una dieta basada en cacahuates y nueces con una cantidad ilimitada de agua.<\/p>\n

¿La ruta? Escogimos la que intentamos la vez anterior. \u2014Volkswagen\u2014, tiene por nombre, no sabemos porqu\u00e9. Los escaladores ponemos nombres tan raros a las rutas que abrimos que preguntarse el porqu\u00e9 de este nombre es in\u00fatil. Quiz\u00e1 el veh\u00edculo en que viajaron quienes la escalaron por primera vez.<\/p>\n

Despu\u00e9s de haber fijado dos cuerdas el d\u00eda anterior, dormimos en la base de la pared. Eduardo hab\u00eda subido, solo, al atardecer, mientras yo acondicionaba un lugar para dormir en medio de tantas piedras.<\/p>\n

Primer d\u00eda<\/b><\/p>\n

El amanecer fue hermoso. La pared tiene una orientaci\u00f3n Este y nos despertaron las primeras luces del alba rojiza. Un sol que sal\u00eda de m\u00e1s all\u00e1 del Mar de Cort\u00e9s. Subimos Eduardo primero y yo, con el costal en la espalda, despu\u00e9s. El principio es tan especial que se hubiese atorado con facilidad si lo hubi\u00e9semos recuperado jal\u00e1ndolo desde arriba.<\/p>\n

Luego de una traves\u00eda, y con Eduardo por delante, llegamos al punto desde donde Mauricio L\u00f3pez y \u00e9l hab\u00edan retrocedido. \u2014Nadie ha pasado desde aquella vez\u2014, asegur\u00f3 mi compa\u00f1ero al corroborar que los clavos y anillas que hab\u00eda dejado para descender estaban en la misma posici\u00f3n. \u2014Somos los primeros, al menos en m\u00e1s de un a\u00f1o, en pasar por aqu\u00ed\u2014. De ah\u00ed en adelante, ning\u00fan mexicano hab\u00eda pasado.<\/p>\n

Y me toc\u00f3 el turno de guiar.<\/p>\n

Era un largo de cuerda completo \u201445 metros\u2014 con s\u00f3lo tres protecciones, una de las cuales se sali\u00f3 apenas me hab\u00eda separado de ella tres metros. El punto de reuni\u00f3n era un bloque donde coloqu\u00e9 tres clavos porque no hab\u00eda cabida para otro tipo de protecci\u00f3n. Tres clavos en un bloque algo flojo porque no hab\u00eda otra alternativa. Y nos ten\u00edan que aguantar.<\/p>\n

A Eduardo, al costal y a m\u00ed.<\/p>\n

Sigui\u00f3 punteando Eduardo por el tramo m\u00e1s delicado de toda la ruta: roca descompuesta, bloques flojos. Al final, me esper\u00f3 bajo un peque\u00f1o techo sentado en una \u2014silla\u2014. \u2014Si mal no recuerdo \u2014dijo cuando estuvimos cerca\u2014 el siguiente punto de reuni\u00f3n es a\u00e9reo\u2014. Re\u00edmos. El siguiente punto de reuni\u00f3n no pod\u00eda ser m\u00e1s a\u00e9reo que \u00e9se. No ten\u00edamos los pies apoyados en lugar alguno. El apoyo era el vac\u00edo. Es uno de esos lugares en los que uno se siente maravillado de lo que el hombre puede hacer: colgados de dos nueces, esas piezas de metal que \u2014no pueden cambiar la escalada\u2014, seg\u00fan la creencia de muchos escaladores.<\/p>\n

Pero la hab\u00edan cambiado.<\/p>\n

Tambi\u00e9n es uno de esos lugares en los que uno no puede rebasar al compa\u00f1ero, por lo que no pudimos alternar como lo hab\u00edamos planeado. Despu\u00e9s del techo, la ruta continuaba por un diedro inclinado muy bonito. El siguiente punto de reuni\u00f3n tampoco permiti\u00f3 que yo pasara adelante. Nuevamente, el lugar fue a\u00e9reo y tuve que asegurar sentado en la silla. El lugar era bonito. Todo lo era. La Laguna Salada, all\u00e1 abajo y muy lejos, nos recordaba sin mucho esfuerzo que est\u00e1bamos en un desierto. Hab\u00eda cambiado de tonalidad con la luz del d\u00eda. Poco despu\u00e9s del amanecer parec\u00eda un enorme lago que reflejara la luz del sol. Despu\u00e9s se fue tornando gris\u00e1sea y, finalmente, blanca.<\/p>\n

¿C\u00f3mo pod\u00eda fijarme en tantas cosas? Baja California me cautiv\u00f3 desde que la conoc\u00eda hace varios a\u00f1os. Nunca hab\u00eda tenido especial predilecci\u00f3n hacia lugar alguno de la rep\u00fablica hasta que conoc\u00ed Baja.<\/p>\n

En ese momento pas\u00f3.<\/p>\n

Una piedra grande que hab\u00eda dejado caer accidentalmente Eduardo, empuj\u00f3 a otra m\u00e1s peque\u00f1a. Despu\u00e9s del grito de advertencia, esper\u00e9 a verla para esquivarla. El punto de reuni\u00f3n, sin embargo, no ten\u00eda lugares protegidos y estaba, en cambio, muy expuesto. Cuando la piedra apareci\u00f3 de entre los arbustos que estaban encima de m\u00ed, no pude evitar el impacto. S\u00f3lo sent\u00ed un golpe sordo y un intenso zumbido en los o\u00eddos.<\/p>\n

Supe que Eduardo me llamaba, pero tambi\u00e9n ten\u00eda consciencia de no haberlo escuchado. Trat\u00e9 de gritar que estaba bien (aunque no lo sab\u00eda realmente) pero el zumbido no me dejaba coordinar ideas ni palabras. No s\u00e9 cu\u00e1nto tiempo pas\u00f3. Seguramente unos segundos, aunque me parec\u00eda demasiado tiempo. Despu\u00e9s empec\u00e9 a escuchar a mi compa\u00f1ero, al tiempo de ir disminuyendo el zumbido.<\/p>\n

\u2014¿Est\u00e1s bien?
\n \u2014S\u00ed. ¿Cu\u00e1nto te falta para llegar?
\n \u2014Poco.
\u2014Bien; ap\u00farate y baja.<\/p>\n

Mientras llegaba conmigo me di cuenta de otra cosa. La roca sobre la cual hab\u00eda apoyado la cabeza y mis pantalones se estaban ti\u00f1endo de rojo. R\u00e1pidamente.<\/p>\n

Coloqu\u00e9 la cinta para el cabello un poco m\u00e1s arriba de tal manera que impidiera que la sangre cayera en los ojos: ten\u00eda una bonita rajada de dos cent\u00edmetros y medio en la parte superior izquierda de la frente. Cuando tuve las manos libres \u2014ya no estaba asegurando a Eduardo\u2014, abr\u00ed el costal y empec\u00e9 a comer frutas secas. Tambi\u00e9n beb\u00ed agua.
\nEduardo lleg\u00f3 conmigo y despu\u00e9s de instalarse, me atendi\u00f3. Detuvo de alguna manera la hemorragia y me limpi\u00f3 la cara. La cinta hab\u00eda ayudado bastante a la coagulaci\u00f3n.<\/p>\n

Despu\u00e9s volvi\u00f3 a subir.<\/p>\n

Y ahora estoy subiendo lentamente ese tramo bajo el cual fui herido. Lentamente.<\/p>\n

No deseo puntear el siguiente largo de cuerda debido a la p\u00e9rdida de sangre (y al zumbido que persiste, pero bajo), pero mi compa\u00f1ero me convence \u2014y yo tambi\u00e9n\u2014 que no presenta gran dificultad. As\u00ed que paso adelante. El siguiente tramo es m\u00e1s dif\u00edcil y lo puntea Eduardo. Tarda. Es un diedro que se podr\u00eda subir f\u00e1cilmente en artificial, pero hemos venido a escalar en el mejor estilo: lo m\u00e1s natural que se pueda. Y esto implica no utilizar puntos de artificial ni para descansar.<\/p>\n

Mi compa\u00f1ero utiliza \u00fanicamente un anclaje para mantenerse en equilibrio. El paso debe estar dif\u00edcil, pues nunca hace tal maniobra, a manos que su situaci\u00f3n sea muy comprometida. Pasa. Pero tal vez lo mejor de todo sea que desde hace un par de horas no nos da el sol. Ahora vemos crecer la sombra del Trono conforme el astro rey sigue avanzando.<\/p>\n

Realizamos las mismas maniobras: \u00e9l recupera el costal y yo subo con jumars. Hemos llegado a una repisa amplia, pero \u2014todav\u00eda hay tiempo\u2014 y subimos otro largo de cuerda. La repisa siguiente es menos amplia y m\u00e1s inc\u00f3moda, pero preferimos mal dormir que dejar tramos para ma\u00f1ana.<\/p>\n

Nos detenemos. En el campamento base dejamos olvidada la l\u00e1mpara y casi es de noche. Un poco m\u00e1s tarde no nos podremos mover. En la penumbra organizamos el vivac y despu\u00e9s comemos: mermelada, miel, pasitas, ciruelas pasas y dulces adem\u00e1s, claro, de nuestra raci\u00f3n de agua.<\/p>\n

Saco la c\u00e1mara, le coloco el flash y disparo. La repentina luz brillante nos deja deslumbrados. Durante cinco minutos seguimos viendo, en plena oscuridad, un punto color violeta.<\/p>\n

Y despu\u00e9s, a descansar. Ma\u00f1ana nos esperan m\u00e1s de cien metros de escalada y el descenso al campamento base. Estamos contentos, pues hemos avanzado diez tramos (alrededor de 450 metros de escalada) en un d\u00eda. Estamos seguros de que ma\u00f1ana llegaremos a la cumbre. M\u00e1s tarde o m\u00e1s temprano, pero llegaremos.<\/p>\n

Como de costumbre, apenas cierro los ojos, me duermo. Es mi ventaja en los vivacs. Hasta ahora me ha sido ventajoso pues he podido dormir y descansar donde otros apenas han podido cerrar los ojos. Muchos se sorprenden al verme dormir completamente colgado de mi swami, sentado en una placa rocosa de 45 grados de inclinaci\u00f3n y con los pies suspendidos en cintas, como hicimos en el Capit\u00e1n hace una semana. Por supuesto, al principio tambi\u00e9n me sorprendi\u00f3 pero con el tiempo he aprendido a apreciar mi sue\u00f1o profundo y a tener precauciones.<\/p>\n

Durante la noche, no s\u00e9 a qu\u00e9 hora, me despierta la voz de mi compa\u00f1ero:<\/p>\n

\u2014\u00a1Apaga esa luz!<\/p>\n

Debe ser muy tarde (¿o muy temprano del otro d\u00eda?) porque la luz a que se refiere es la luna, que hace que el desierto se vea de manera diferente. Definitivamente es el desierto el lugar que m\u00e1s me gusta. Tiene unos cambios de tonalidad maravillosos, un paisaje siempre di\u00e1fano y enorme que se palpa con la vista en el infinito y, sobre todo, se necesitan saber muchas cosas antes de aventurarse en \u00e9l. Conocer. Todo en conjunto es, tal vez, lo que muchos nombran como el llamado del desierto. Luego de escuchar ese comentario, cierro los ojos y me duermo nuevamente.<\/p>\n

Segundo d\u00eda<\/b><\/p>\n

El amanecer vuelve a ser espl\u00e9ndido. Ahora estamos a mayor altura que ayer y podemos ver claramente el Mar de Cort\u00e9s. Disponemos de todo el material y Eduardo vuelve a puntear. Es un tramo sencillo: pared inclinada, grietas y apoyos donde quiera. El \u00fanico problema es la recuperaci\u00f3n del costal. En las grietas hay muchos arbustos y \u00e9stos lo atoran continuamente. Adem\u00e1s, est\u00e1 la ruta en diagonal. Cuando llego al punto de reuni\u00f3n, quiero pasar al frente pero Eduardo me dice:<\/p>\n

\u2014Mejor res\u00e9rvate para all\u00e1 arriba. Mira.<\/p>\n

Sobre nosotros, la pared se vuelve desplomada y parece \u2014la perspectiva se pierde un poco mirando hacia arriba\u2014 que algunos techos tapan el paso. ¿Por d\u00f3nde?, es la pregunta que nos hacemos. Hasta ahora no hab\u00edamos tenido problemas de este tipo porque la ruta misma se iba delineando sola. Pero aqu\u00ed hay que elegir y no sabemos cu\u00e1l ser\u00e1 la buena. Podemos seguir una de dos rutas, pero s\u00f3lo una es la buena. No sabemos cual. Tenemos un 50% de probabilidad de que nuestra decisi\u00f3n sea acertada. Y 50% de que no lo sea. Estos n\u00famero, sobre el desierto y poco agua, tienen mucho peso en la decisi\u00f3n y en el futuro inmediato.<\/p>\n

Elegimos una que parece ofrecer el mejor paso. Si nos equivocamos, tendremos que regresar. Eduardo sigue punteando hasta terminar algunos metros por debajo de un techo de cinco o seis metros de largo que habr\u00e1 que pasar, indudablemente, en escalada artificial por una de dos angostas grietas. Un problema que parece insoluble pero que en teor\u00eda no lo es. Ni en la pr\u00e1ctica. Lo \u00fanico que nos detendr\u00eda ser\u00eda que saliendo del techo hubiera algo que no pudi\u00e9ramos resolver, no esta escalada A3 que tenemos encima.<\/p>\n

\u2014Es mi turno\u2014, me digo.<\/p>\n

Desde el principio hab\u00edamos acordado que si hab\u00eda escalada artificial dif\u00edcil yo pasar\u00eda al frente porque soy m\u00e1s ligero y mi entrenamiento se dirigi\u00f3 a practicar m\u00e1s este tipo de escalada. Preparamos el material para equipar y pasar el techo: clavos, nueces, stoppers, estribos, anillas, martillo y, antes de partir, unos tragos de agua, algunas frutas secas y dulces. No s\u00e9 cu\u00e1nto tiempo voy a estar colgado sobre el vac\u00edo. Pod\u00eda ser una hora… o seis y, en el peor de los casos, de todos modos tener que regresar por donde ven\u00edamos hasta hallar la ruta correcta.<\/p>\n

Desde donde est\u00e1bamos detenidos no se observaban bien las grietas y decido explorar cada una de las grietas para comprobar su accesibilidad. Subo dos metros hasta ver m\u00e1s de cerca la grieta de la izquierda y regreso. Ten\u00eda que observar de cerca el ancho preciso de la grieta, la consistencia de la roca, los detalles finos que s\u00f3lo estando en la pared hacen decir: \u2014es una buena ruta\u2014.<\/p>\n

Luego voy a la derecha. Pese a ser m\u00e1s largo el tramo por este lado, si ofrece mayores posibilidades de avance, subir\u00e9 por ella. Como la otra, a primera vista parece que repeler\u00e1 cualquier intento de escalada y como es m\u00e1s larga, estoy a punto de elegir la primera cuando Eduardo me dice:<\/p>\n

\u2014Ve bien, parece que es mejor \u00e9sa.<\/p>\n

Aunque s\u00e9 que no era cierto, me recorro un poco m\u00e1s a la derecha para ver mejor y al voltear hacia el techo… Es s\u00f3lo una visi\u00f3n fugaz y me resisto a creerlo. Muchas veces la imaginaci\u00f3n nos juega bromas pesadas y hay que ser muy cautos. Ped\u00ed m\u00e1s cuerda. S\u00ed, ah\u00ed estaba! Era un boquete en el techo y tal vez cupiera una persona en \u00e9l. Un boquete. Un agujero natural que atravesaba de lado a lado ese techo de granito de cuatro metros de espesor como una chimenea el techo de una casa. Formada qui\u00e9n sabe c\u00f3mo, esa chimenea nos ahorr\u00f3 horas de trabajo. Tal vez hasta el retroceso a otra alternativa.<\/p>\n

S\u00f3lo falta un largo de cuerda. Eduardo vuelve a ser el primero de la cuerda. Momentos despu\u00e9s, a las 14:00 horas, me uno a \u00e9l en la cumbre. La cumbre de una pared rocosa mexicana<\/i> que pertenec\u00eda hasta ahora a los norteamericanos y a los sue\u00f1os de los mexicanos. Somos la primera cordada de mexicanos que ha escalado la cara este del Gran Trono Blanco.<\/p>\n

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Después del primer ascenso mexicano al capitán por la ruta Salathé, Eduardo Mosqueda y Carlos Rangel se dirigen al Trono Blanco, en la Sierra Juárez, Baja California, para hacer también el primer ascenso mexicano a la pared oriental. Octubre 9 y 10 de 1979.<\/div>\n

<\/a><\/p>\n","protected":false},"author":1001,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"jetpack_post_was_ever_published":false,"_jetpack_newsletter_access":""},"categories":[1005],"tags":[10083],"jetpack_featured_media_url":"","jetpack_shortlink":"https:\/\/wp.me\/p51GhY-2Up","_links":{"self":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11185"}],"collection":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1001"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11185"}],"version-history":[{"count":3,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11185\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":16548,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11185\/revisions\/16548"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11185"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11185"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"http:\/\/montanismo.org\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11185"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}