{"id":11137,"date":"1999-04-10T00:00:00","date_gmt":"1999-04-10T00:00:00","guid":{"rendered":"http:\/\/montanismo.org\/revista\/?p=11137"},"modified":"2012-03-08T12:34:33","modified_gmt":"2012-03-08T18:34:33","slug":"goyas_en_las_rocallosas","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/montanismo.org\/1999\/goyas_en_las_rocallosas\/","title":{"rendered":"Goyas en las Rocallosas"},"content":{"rendered":"
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Realizar una expedici\u00f3n monta\u00f1ista es bastante complejo. Se requiere adem\u00e1s del equipo y otros recursos materiales necesarios, tiempo, organizaci\u00f3n y preparaci\u00f3n f\u00edsica y t\u00e9cnica depurada, todo lo cual requiere un m\u00ednimo de 5 meses de intenso trabajo.<\/p>\n

Con aquel prop\u00f3sito se inscribieron 35 estudiantes que hab\u00edan cubierto sus cursos de Alta Monta\u00f1a; de aquellos se escogieron 11, que por su capacidad y entusiasmo demostraron ser los m\u00e1s aptos para tal empresa. Ellos fueron: <\/p>\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n
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Nombre<\/b><\/div>\n<\/td>\n
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Escuela o Facultad<\/b><\/div>\n<\/td>\n<\/tr>\n
Miguel Arriaga Soria<\/td>\nIngenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
Jos\u00e9 Alberto Balanc\u00e1n S. <\/td>\nIngenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
Eusebio Hern\u00e1ndez Andrade<\/td>\n Ingenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
Gerardo L\u00f3pez Ju\u00e1rez<\/td>\nIngenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
Mauricio L\u00f3pez Ahumada <\/td>\nPreparatoria 8<\/td>\n<\/tr>\n
Carlos Lazcano Sahag\u00fan<\/td>\n Ingenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
Alfonso Medina Rubio<\/td>\n Ingenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
H\u00e9ctor Gerardo Garc\u00eda E.<\/td>\n Ciencias<\/td>\n<\/tr>\n
Arturo Orellana Hern\u00e1ndez<\/td>\n Qu\u00edmica<\/td>\n<\/tr>\n
Hugo Salda\u00f1a Meneses<\/td>\n Ingenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n
Alejandro Serrano Avalos<\/td>\n Ingenier\u00eda<\/td>\n<\/tr>\n<\/table>\n

\n Al frente de ellos viajaron los profesores Jorge Mu\u00f1oz Murillo, jefe administrativo, y Jos\u00e9 Manuel Casanova, jefe de la expedici\u00f3n.<\/p>\n


\n Relato del jefe de la expedici\u00f3n<\/b><\/p>\n

El 20 de junio a las 7 horas, el grupo sale del aeropuerto de la Ciudad de M\u00e9xico con destino a Calgary, Canad\u00e1, donde fuimos bien recibidos por monta\u00f1istas de la universidad local, quienes nos orientaron sobre las cumbres que nos interesaban. Su amabilidad y en general la de todos los canadienses se demostr\u00f3 en todo momento.<\/p>\n

El primer contacto que tuvimos con la cordillera de las Monta\u00f1as Rocallosas fue en Banff. Establecimos nuestro campamento base a orillas del Lago O’Hara, precisamente en el centro de las monta\u00f1as que nos interesaban.<\/p>\n

El 24 de junio por fin tenemos todo lo necesario y nos disponemos a subir. El avance es lento por el peso de la mochila (comida para varios d\u00edas, equipo y ropa es lo que transport\u00e1bamos).<\/p>\n

Despu\u00e9s de varias horas de camino, nos encontramos ante el lago Oesa, que luce impresionante al estar casi por completo congelado. De aqu\u00ed comienza una cuesta empinada de piedra suelta y nieve floja. Lo inestable del terreno dificult\u00f3 el avance (llegamos a estar hundidos en la nieve hasta las rodillas). Por fin, al atardecer llegamos al collado de nombre “Paso Abbott”, donde se encuentra el albergue del Club Alpino de Canad\u00e1; en \u00e9l descansamos y nos preparamos para estar listos muy temprano.<\/p>\n

Ma\u00f1ana ser\u00e1 el d\u00eda de importancia.<\/p>\n


\n Ascendemos al Monte Victoria<\/b><\/p>\n

Es el 25 de junio, son las 4:30 horas y ya estamos caminando. Con ese molesto viento no es irritante. La primera parte de nuestra ascensi\u00f3n es una subida de pared rocosa -piedras inestables- bastante prolongada, que termina bruscamente en un campo de nieve completamente blanda… nos hund\u00edamos hasta la cintura.<\/p>\n

Con mucho trabajo logramos llegar hasta una peque\u00f1a explanada para continuar por un canal\u00f3n de piedra que nos conduce directamente a la cresta, poco antes de la cumbre sur. De aqu\u00ed en adelante se presentan las mayores dificultades t\u00e9cnicas.<\/p>\n

Pasamos por un angosto camino de 30 cent\u00edmetros de ancho, aproximadamente, con profundidades que calculamos en 800 metros, a ambos lados. Una ca\u00edda ser\u00eda mortal. Tomamos las precauciones debidas y avanzamos encordados en 4 grupos de 3 personas. En cada reborde creemos que estamos ya en la cumbre.<\/p>\n

A las 11:55 la primera cordada pisa la cumbre, los otros llegan m\u00e1s tarde.<\/p>\n

El fr\u00edo es intenso y el viento no dej\u00f3 de molestar, y sin embargo, el entusiasmo se desborda: se toman varias fotograf\u00edas con el bander\u00edn de la UNAM y gritamos “¡Goooya, Goooya…!”<\/p>\n

¡Hab\u00edamos anhelado tanto alcanzar ese objetivo! Nos sent\u00edamos dichosos en medio de aquel paisaje. Todos admiran la grandeza del espect\u00e1culo: monta\u00f1as imponentes como los montes Mitra o el Edit, el Hungabee (pir\u00e1mides m\u00e1s que monta\u00f1as, eso es lo que son), los lagos Luisa, Oesa y O’Hara, glaciares, bosques, r\u00edos, ca\u00f1adas, todo forma un cuadro indescriptible. Aquello era un sue\u00f1o, pero un sue\u00f1o hecho realidad por la voluntad y el esfuerzo de los estudiantes pumas y por el est\u00edmulo del apoyo brindado por nuestras autoridades deportivas.<\/p>\n

El viento sopla y hay que pensar en el descenso. Las primeras cordadas est\u00e1n en camino. De repente, “C\u00e9sar” [Gerardo L\u00f3pez] pierde el equilibrio y se precipita al abismo. Mauricio y Alejandro frenan su ca\u00edda r\u00e1pidamente y con toda su energ\u00eda en la cuerda. Nuestro compa\u00f1ero s\u00f3lo lamenta el susto y la p\u00e9rdida de sus lentes para nieve y parte del equipo. No m\u00e1s consecuencias. Se refuerzan los sistemas de seguridad y ya cerca de las 22:00 horas llegamos al albergue.<\/p>\n

Cansados pero felices comemos con avidez y planeamos nuestro recorrido del d\u00eda siguiente. Ahora intentaremos subir el Monte Lefroy; nos preocupa su fuerte inclinaci\u00f3n y el peligro de los aludes, por lo mismo se acuerda salir muy temprano.<\/p>\n


\n Mal tiempo<\/b><\/p>\n

Son las 5 y nos disponemos a salir del c\u00f3modo refugio, percat\u00e1ndonos inmediatamente de que el cielo est\u00e1 oscuro, pleno de nubes grises. ¡Habr\u00e1 mal tiempo!<\/p>\n

Subimos directamente por la pendiente que es cada vez m\u00e1s fuerte, la que nos obliga a utilizar las manos sobre el hielo; pasan las horas y el final a\u00fan parece lejos… ¡por fin, la cresta!, m\u00e1s corta que la del Monte Victoria, pero no m\u00e1s f\u00e1cil.<\/p>\n

Las cuerdas est\u00e1n en plena actividad asegurando los pasos dif\u00edciles y ante nuestra sorpresa y en forma inesperada estamos en la cumbre. De nuevo, fotos, goyas, abrazos. Bajo el mal tiempo que nos amenaza nuevamente, bajamos obligadamente despacio por lo empinado de la pendiente. El Paso Abbott. Bajamos al lago Oesa y en medio de pertinaz lluvia, todos empapados y tiritando, llegamos al campamento base, donde nos espera el profesor Jorge Mu\u00f1oz.<\/p>\n

Al d\u00eda siguiente se aprovecha para descansar y arreglar los objetos personales; algunos compa\u00f1eros exploran las cercan\u00edas pero la lluvia los obliga a regresar temprano. Por la tarde visitamos al guardia del parque y nos informa que los reportes meteorol\u00f3gicos indican mal tiempo y fuertes vientos. Nos recomienda no intentar el ascenso al Monte Hungabee, que ten\u00edamos en la mira.<\/p>\n


\n El final<\/b><\/p>\n

Cambiamos los planes, iremos a otra monta\u00f1a, el llamado monte Scheffer, m\u00e1s corto pero no menos interesante. La ascensi\u00f3n se realiza sobre una cresta rocosa donde continuamente escalamos algunos tramos espectaculares hasta la cumbre y el regreso se realiza bordeando el lago McArthur.<\/p>\n

¡Tres cumbres en una expedici\u00f3n de 15 d\u00edas! Otros grupos mexicanos s\u00f3lo hab\u00edan logrado anteriormente una, nosotros ¡tres! <\/p>\n

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La expedición del grupo de Alta Montaña de la UNAM, efectuada recientemente a la cordillera de las Montañas Rocallosas, en Canadá, alcanzó el primer triunfo internacional del alpinismo universitario, al conquistar las cumbres de los difíciles montes Victoria (3,480 m), Lefroy (3,420) y Scheffer (3,300).<\/i><\/div>\n

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