Rodrigo Alonso, Miguel Casar y Franz Weber. Bernal: Guía de Escalada. Nowhere Publishing, México, 2011. 112 páginas s/ISBN
Bernal es un pueblito casi colonial en el estado de Querétaro, a 3:30 horas de la ciudad de México en auto. Ahí, una peña de 350 metros de alto se yergue prácticamente en medio de una planicie muy amplia. La escalada comenzó ahí apenas en 1963 pero se ha convertido en un sitio que todo escalador debe tocar.
Rodrigo Alonso, Miguel Casar y Franz Weber presentan en este libro una guía simplificada para escalar pero sin dedicarse a las rutas largas de la peña, sino a las cinco zonas donde se puede practicar el bulder: El Rancho, Boulder City, El Capitán Calzón, La Meada y Ciencia Fricción.
La guía comienza por presentar un panorama amplio de Bernal: su fundación, historia, localización, clima, flora y fauna y principales atractivos turísticos, además de cómo llegar desde diferentes puntos. Puntos importantes como alimentación, hospedaje, fiestas, tradiciones, leyendas y mitos también son tocados, no para dar importancia a cada uno, sino para delinear bien lo que es el pueblo de Bernal, que yace al pie de la Peña.
Tiene una página donde se explica cómo usar la guía, es decir, qué significan todos los símbolos que se hallan sembrados a lo largo de las páginas. También tiene incluido un breve relato de la historia de la escalada en Bernal, la leyenda de Quetzalcóatl, tal como corre en el pueblo, algo sobre ovnis, chamanes y magia y una sección especial de desarrolladores, es decir: aquellas personas que han estado involucradas con el desarrollo de la escalada en Bernal. Así conocemos a Alfredo Velázquez, Luis Cajero, Carlos Steak, Diego Hanson y Edson Ríos.
Finalmente, la parte de la guía es muy simple: se muestra un mapa de una de las cinco zonas con sus principales rocas y luego una de cada roca con sus vías. Las vías son presentadas por su nombre, dificultad, clasificación (en opinión de los autores), una breve descripción de unas pocas líneas y el nombre de quien ascendió por primera vez, cuando se tiene. En algunas, hay una foto de la vía, sea marcada con una línea o a un escalador intentándola.
El resultado es un libro de muy buena calidad, pues tiene una organización excelente, la cantidad suficiente de información como para dar a conocer Bernal y sus zonas pero destinado a los escaladores, que al final sólo querrán las vías que existen.
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