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Montañismo y Exploración
Cordillera Blanca: paraíso andinista

Entre las cordilleras más grandes de la tierra está la delos Andes pero en ella está la Cordillera Blanca, de unos 200 kilómetros de longitud y que se ha convertido en un destino principal para todos los montañistas, sean de primera línea o no.







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Quebrada Ishinca

La Quebrada Ishinca es, sin lugar a dudas, la toma de contacto con la Cordillera Blanca. Su relativa cercanía de Huaraz (una hora al noreste) hasta el poblado de Pashpa (3,600) nos pondrá en clara perspectiva, el funcionamiento real de toda la logística para futuras expediciones. Desde un mismo campo base se pueden realizar tres ascensos: dos cincomiles y un seismil de moderada dificultad. Cuatro horas de tranquila caminata hasta los 4,360 metros del campo base nos pondrán en contacto con la altitud.

UrusDesde el mismo campo base se observa la ruta de ascenso al Urus (5,450), que se realiza caminando en unas cinco a ocho horas en viaje redondo. Lo más exigente resultará la enorme arista para llegar al glaciar, bastante empinada. Hay que ir con tranquilidad a fin de lograr una buena aclimatación. Algunos años la nieve escasea en la cumbre, por lo que será necesario quitarse los crampones para alcanzar el final.

IshincaEl siguiente objetivo es el Ishinca (5,530) y presenta similar dificultad: es posible subir por su arista norte y bajar por la sur. Es más largo pero excepcionalmente espectacular en cuanto a paisaje, presenta a mitad de ruta curiosas formaciones de hielo y gigantescas figuras geométricas que obligarán a un alto en el camino a fin de captar las mejores imágenes de la zona. Tras ascender una rampa algo empinada se accede a su pequeña cumbre con vista excepcional a la cara este del Ranrapalca, un próximo proyecto de dificultad.

TocllarajuEl tercer objetivo, Tocllaraju (6,034), es una pirámide gigantesca con acceso por su arista noroeste que culmina en la base de una pared de hielo algo aérea de unos 70 metros y 70 grados de inclinación. Para esta montaña el equipo debe ser completo. La vista desde cualquiera de las tres cumbres resulta indescriptible. Para el “Toclla” hay que realizar un campo de altura a unos cinco mil metros. Recomendamos realizarlo apenas ingresar al glaciar bajo un enorme muro rocoso que nos brindará protección contra el fuerte viento que se puede presentar en esta montaña.

Quebrada Llanganuco

La Quebrada de Llanganuco tiene una serie de montañas de todo nivel. El Pisco (5,752), con la mejor vista de la Cordillera Blanca, es muy conocido porque se sube prácticamente caminando y nos será además de mucha utilidad para otras montañas de la zona como el recientemente popular Yanapaccha que —con su espectacular cara oeste (200 metros)— se está convirtiendo en todo un clásico por lo excelente de su ruta (55 a 60 grados de inclinación), su cumbre a casi 5,400 y tiene una espectacular vista hacia la cara oeste del Chacraraju. Para ambas montañas son suficientes cinco o seis días.

Para cerrar con “broche de oro” esta zona, podemos dirigirnos al Chopicalqui (6,354) y ascender en cuatro días este impresionante macizo que se une con el Huascarán (6,768). Es necesario realizar un campo de altura (5,200) y desde allí realizar una inmensa travesía por su arista suroeste hasta alcanzar una zona bastante expuesta que conduce directamente a la cumbre principal.

Huascarán

El Huascarán es el gigante de la Cordillera Blanca, la montaña tropical más alta del mundo, el “guerrero dormido”, el techo del Perú, es uno de los objetivos primordiales de todo montañista. El acceso a Musho (3,400), poblado para iniciar la marcha de aproximación, es bastante sencillo. Muchos taxis e incluso servicio público van sin problemas y existen pequeños alojamientos si queremos alejarnos de la ciudad.

Como en las quebradas Ishinca y Llanganuco, también existen asociaciones de arrieros y porteadores, por lo que no tardaremos mucho en conseguir soporte. Unas cinco horas toma llegar al campo base (4,200) atravesando un bonito bosque de eucaliptos (Eucaliptus sp.) y quenuales (Polylepis besseri Pilg. ex Bitter), árbol típico de las alturas andinas en Perú. Desde allí podremos planificar nuestra estrategia de ascenso.

La mejor opción es el “estilo alpino”: se usan unos seis días normalmente de ida y regreso. Los campos se ubican a 5,200 (C1), 6,000 (C2) y son necesarios tres campos en nieve, dos en la subida y uno de regreso. Hay que tener especial cuidado en la zona de “la canaleta” entre C1 y C2 y salir muy temprano, antes que le dé el sol. Toda la ruta se ubica en la cara oeste. El Huascarán tiene también una cumbre norte (6,655) y se ataca desde el mismo C2 que para la cumbre sur o principal.

El ascenso es netamente glaciar, con puentes de hielo y gigantescas grietas que surcar. Eventualmente se presentan paredes de hielo entre el C2 y la cumbre, por lo que hay que tener al menos un piolet de tracción o técnico por persona y suficiente cuerda para un posible rapel de retorno. Los desprendimientos han sido la principal causa de los accidentes en esta montaña por lo que hay que tener mucho cuidado con los seracs, principalmente entre C1 y C2, y a mitad de la ruta a la cumbre.

Alpamayo

Uno de los objetivos más buscados es, sin duda, el Alpamayo, cuya vista desde la quebrada Jancarurish, es la de una pirámide perfecta, lo que le mereció el título de “la montaña más bella del mundo” en 1966, durante un concurso fotográfico realizado en Alemania.

El acceso es desde el cálido poblado de Cashapampa (2,900) y luego de dos días de excelente y tranquila macha sobre calurosos y verdes valles, se alcanza el campamento base (4,600) un lugar de ensueño rodeado de  un misterioso bosque de quenuales y un precioso lago muy cerca del emplazamiento.

Alcanzar el C1 (5,200) es ya una exigencia: hay que atravesar la morrena, el inmenso glaciar y superar una pared de unos 70 metros para colocarnos sobre una gigantesco plateau donde tendremos a vista la cara suroeste del Alpamayo y sus innumerables canaletas de acceso a su pequeña y afilada cumbre principal, elevada a 5,947 metros.

Existe una polémica sobre las rutas Ferrari y Francesa que indica la errónea denominación a cada una: la Francesa, es en realidad la Ferrarri y viceversa. Cualquiera que sea la vía original, ambas se presentan como objetivos interesantes; más aún, la Francesa tiene 450 metros y pendientes de 60 a 75 grados, con una perfecta salida directa a su cumbre central.

Seis días son necesarios para esta montaña y si planeamos hacer un excelente “doblete” podemos optar por quedarnos un día extra en el C1 y ascender los 500 metros de la cara norte del Quitaraju (6,036), ubicado al frente del Alpamayo. La excelente calidad del hielo hace que los tornillos sean un material indispensable durante los siete largos de cuerda; para rapeles es mejor optar por abalakovs. Innecesaria describir la vista de la cumbre, simplemente excepcional.

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