1. Pissis (6,882 metros, Argentina), fines de enero del 2006

Con muy buena aclimatación partimos al Pissis desde Fiambalá. Además de mí, iban Martín Ruiz Moreno (argentino) y Josefa Vázquez (española). Llegamos al campo base por arriba de los cuatro mil metros.

Al día siguiente montamos el C1, agotados, pero tras ver que hay agua y no tenemos que derretirla las fuerzas vuelven al cuerpo. Comida, chistes y mate ayudan a que el día termine rápidamente. Como constante, los dos días a la tarde nieva copiosamente, sólo para molestar, nada importante.

Fotos: archivo de Adrián Sánchez
Haz click en las imágenes para agrandarlas

Al día siguiente nos sorprendió una tormenta cuando avanzábamos hacia el C2. Así, no encontramos lugares para acampar y nos desviamos de la ruta. Terminamos por montar el C2 a 5,900 metros al lado de un nevero, en lugar de los 6,350 que teníamos planeado. Mientras esperábamos el cambio derretíamos nieve para hidratarnos. Al final del día la tormenta terminó y teníamos la posibilidad de realizar un intento.

De noche y con las linternas, partimos hacia la cumbre. El frío era intenso. En varias ocasiones Martín y yo nos sacamos las botas y frotar un poco los dedos porque comenzábamos a no sentirlos.

La desviación del día anterior nos obligaba a subir por un pedrero horrible en donde el terreno cedía a cada paso. La arista se veía cada vez más lejana pero cuando la alcanzamos, la pendiente disminuyó. Tras una travesía al glaciar estábamos al fin al pie de la cumbre Gendarmería Nacional y, más allá, la principal.

Ascendimos paso a paso porque la nieve nos llegaba hasta la cintura. La fatiga es tan intensa como la alegría de haber superado esos últimos metros y ¡estamos en la cumbre!

Será la segunda o tercera de América pero en ese momento no nos importaba. Nos abrazamos, disfrutamos y buscamos la cruz. La encontramos allá en un casi rincón, tirada en el suelo, está hecha con las varillas de aluminio de una mochila. Festejamos y tomamos fotos, pero pronto comenzamos el descenso. Corremos hacia abajo porque el clima está cambiando y la nevada nos sorprendió a pocos metros del campamento.