Trata de hacer eso mismo metido hasta el cuello en los pantanos mientras intentas cruzar ríos tan impetuosos y peligrosos como millas has viajado. Y entonces, por supuesto, está todo ese papeleo que se pide ahora para un viaje en esa región. Permisos especiales para Chukotka, para el satelital, para el GPS y más. Aún si quisiera viajar este verano, no podría. Llevará meses organizarlo.

No hay un metro entre la ciudad de Punta Arenas, en Chile, y Uelen, en Rusia, que no haya caminado o nadado. No hay un vacío en el camino y ése es mi objetivo. Hay quienes dicen “¡Pero es sólo caminar!” A ellos les respondo “Tienes razón, acompáñame y da una probada pero, como un montón de cosas en la vida, podrías quedar sorprendido”.

Inuits en el estrecho de Bering

¡No proveo un propósito útil o de servicio a la comunidad! ¡Ése es realmente el valor! La cínica respuesta es que las compañías que me patrocinan y proveen de equipo creen que estoy proveyendo un servicio. Yo creo que los humanos ganamos de un rango casi ilimitado de experiencias. Recuerdo vívidamente haber leído sobre la expedición de Ranulph Fiennes y Mike Stroud a través de la Antártida. Me inspiró positivamente y al mismo tiempo gané algo. Sus experiencias colorearon mi pensamiento por siempre.

Recuerdo la fotografía de esas dos figuras demacradas cuando alcanzaron su objetivo y significó algo para mí, lo mismo que a muchos otros. La vida es más que la suma de sus partes. Necesitamos más que pan y agua. Si puedo inspirer a alguien de la manera como Fiennes y Stroud me influenciaron, entonces habré logrado más en mi vida de lo que creí que fuera posible. Nunca fue mi intención pero si, como consecuencia de mis acciones, puedo tomar la batuta de aquellos hombres y la llevo un poco más adelante hasta las manos de otra generación, entonces siento que la expedición habrá cumplido un propósito. Habrá sido más por su valor.

En Alaska

El objetivo de la expedición es proveer el material para un libro…

¿Te estás sonriendo? Si me hubieras preguntado esto siete años antes y dicho que un día yo tendría un contrato por dos libros con Time Warner, me hubiera muerto de risa. Soy mal educado y parcialmente disléxico. Cuando leas esto, habrá sido procesado por mi padre para corregir le ortografía y gramática… y tengo 37 años.

Conservo mis diarios, como haría cualquiera, principalmente porque mi padre me dijo que algún día llegarían a ser de importancia. Sí, conseguimos el contrato del libro, pero por el trabajo de mi padre, Andy Cooper, Johnny Beardsall y Sally Holloway. Si no lo tuviéramos, entonces la Expedición nunca habría logrado el cruce de Alaska y el Estrecho de Bering. Por eso levanto mi copa, por aquellos capaces de hacer que esto trabaje en el mundo real, manteniéndome en marcha. Sin ellos, aún estaría en México, maravillándome de dónde vendría mi próxima comida.

Una palabra rápida sobre los “héroes”…

Los soldados no son héroes, ¡hacen su maldito trabajo! El soldado que sale a descubierto para salvar a un camarada herido es un héroe. Una persona que pone su vida en la línea para salvar a un extraño, es un héroe. Alguien con una discapacidad grave nunca se lamenta de ello y tiene a quienes le rodean como héroes. Para ellos, y sólo para ellos, está reservada la palabra héroe. Los futbolistas, las estrellas pop y los atletas no son héroes. ¡Los aventureros no son héroes! Me molesta el repetido mal uso de la palabra, como bien saben aquellos que lo han mencionado en mi presencia.

El cruce del estrecho de Bering

Estoy motivado e inspirado por la gran mayoría de comentarios dejados en el libro de visitas y en el blog. Quiero agradecer uno y todos y decir que los escucho. Hace tiempo, fuera de Tucson, Arizona, un reportero local me preguntó si estaba solo. Le respondí que ahí, en el desierto, había visto algo que me asombró y que ahora, cuando lo recuerdo, no veo una carretera vacía, sino a un patrón de imágenes que caminan junto a mí. Estos son los sueños de un millón de personas y cada día un nuevo sueño se une al equipo. Esta es una armada difícil de detener. No, no estoy solo. En Rusia, cuando me enfrenté a la deportación, aquellos millones de sueños hablaron tan alto y claro que los medios transmitieron ese mensaje a las personas que toman las decisiones. Por eso seguimos caminando. Un pie delante del otro, cuanto y cuando pueda y como sea, pero sigo andando.

Un día estaré frente a la costa de Francia, cerrando ese círculo y tú estarás ahí conmigo.

Karl