El día 5 de mayo, llegó al Foro Xtremers la siguiente noticia firmada por Antonio Ávila:

Hola foro, saben estoy destrozado, el viernes [2 de mayo] salimos mi novia y yo de campamento al Iztaccíhuatl por la ruta de San Rafael, después de registrarnos como a las 10:30 p.m. avanzamos un poco y nos salieron tres tipos con pasamontañas, nos amagaron a mi novia y a mi, nos metieron al bosque (cosa que parece ya tienen muy practicado), nos quitaron todo lo que llevamos incluso mis botas, nos ataron las manos, nos cubrieron la boca con unos paliacates y bueno violaron a mi novia, estoy con una rabia, con una impotencia, porque no pude hacer nada... cuento esto porque no quiero que le pase a nadie más, por favor tengan mucho cuidado cuando viajen de noche.

Inmediatamente, los participantes de ese foro de discusión dieron su apoyo solidario a Antonio y su novia, que no se quedó en puras palabras, sino en hechos que sobran una importancia real. Una reacción de rabia que llevó a proponer, en los primeros mensajes, una auténtica cacería para los asaltantes con armas, con cebos humanos y hasta con GPS para ser más efectivos. Por supuesto, este plan no pasó a mayores porque hubo siempre gente con la cabeza bien plantada que propuso acciones alternativas.

Actualmente, la denuncia se ha hecho por los medios legales y se están siguiendo diversas opciones que tienen como fin detener no sólo las violaciones, pues no es éste el primer caso, sino también los robos a autos estacionados y a los asaltos a los paseantes y montañistas.

Desde que en 1994 el volcán Popocatépetl comenzara una intensa actividad y se cerrara al paso de turistas y montañistas, el Iztaccíhuatl fue el objetivo de todos los montañistas que deseaban llegar a una de las cumbres nevadas del país. Pero no sólo de ellos, sino también de un número no determinado, pero enorme, de turistas que se habían visto sustraídos de llegar a la nieve prácticamente en auto.

Como en la vertiente de San Rafael se asciende al Iztaccíhuatl desde el bosque y no desde un refugio a casi cuatro mil metros, como era el caso del Popocatépetl, los bosques se vieron invadidos los fines de semana por todo tipo de gente. Las consecuencias no se hicieron esperar: gente extraviada, accidentes menores y asaltos menores cada vez más frecuentes y peligrosos pues ahora los asaltantes usan armas.

Además de la intervención de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, la organización y movilización por parte de los participantes del foro Xtremers ha llevado a colocar mantas advirtiendo del peligro de andar en grupos pequeños o en la noche, se ha dado aviso a numerosos sitios en Internet y se está tratando de llegar a una solución inmediata.

Uno se pregunta el por qué tanta movilización y la respuesta es clara: si uno o varios son asaltados, la gente sabe que no fueron suyas las pertenencias perdidas ni el susto pasado. Pero saber que se ha violado a alguien no es sólo un robo: es la anunciación de algo más grave, pues se ha atentado contra una persona.

Hasta dónde llegará esto no lo sabemos. Se ha llegado a plantear el abandono de esa zona e incluso del Iztaccíhuatl, pero, como todos los problemas humanos, este se diluirá con el tiempo dejando sin afrontar el verdadero problema. Independientemente del resultado, aplaudimos la organización de los montañistas que no esperan que alguien dé la cara por ellos.